Se cumplen 66 años de la obtención del voto femenino en México y aun cuando la voz de la más alta representación de la llamada cuarta transformación (4T) del partido MORENA, nos ha dicho que “no tenemos derecho a opinar”, me permitiré contradecir sus instrucciones para opinar sobre los nuevos retos que tenemos las mujeres para avanzar de manera progresiva en nuestros derechos, porque justamente esto pasa por los hombres y mujeres que hoy son mayorías en el Congreso de la Unión, en los Congresos de los estados, en el gobierno federal, los gobiernos estatales y los municipales.

La progresividad es un Principio jurídico establecido en el artículo 1 de la Constitución mexicana y todas las autoridades -se señala- tienen la obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, de manera que uno de los grandes retos de hoy, es alcanzar la garantía y protección de los derechos de salud sexual y reproductiva; dejar de criminalizar a las mujeres y considerar que hombres y mujeres tenemos derechos humanos, por lo que reconocer su derecho a que dos personas contraigan matrimonio sin importar su orientación sexual es obligado; preciso es también que los partidos políticos no sólo postulen paritariamente a hombres y mujeres, sino que retiren de una vez por todas los obstáculos para llegar a la representación política, que permita avanzar en lo cualitativo; recordar que la pobreza se anida más en las mujeres; y que todos los tipos de violencias hoy se recrudecen en nuestra contra.

Todo lo cual requiere no sólo del uso de las hoy “reglas” que abandera esta cuarta transformación (4T) que representa el partido político MORENA “no mentir, no robar, no traicionar; o el guácala o fuchi; o el me canso ganso; o el no tenemos derecho a opinar”; porque el ejercicio de gobernar o ese cambio de régimen que tanto se menciona, va más allá de estas frases.

Las mujeres requerimos avanzar no solo en la progresividad de nuestros derechos, requerimos de políticas públicas eficaces para atender los grandes pendientes que todavía tenemos y que beneficien a todas las mujeres y las niñas que viven en todos los rincones de nuestro estado.

Para lograrlo, es obligado recordar a todas las mujeres que de todas las épocas y en todos los espacios se organizaron para conseguir nuestro reconocimiento como entes políticos y con derechos de ciudadanía, y reconocer que tuvieron que pasar muchos años para conquistarlo.

Por ello debemos recordar en Puebla a quienes iniciaron esta lucha Carmen Caballero de Cortes+, Irene Pacheco de Luna+, María Camacho+, Consuelo Lima de Valdemar+, María Concepción Sarmiento+, Profa. Evangelina Osorio Palacios+, Matilde LeBlanc+, Mimí García Barna+, Dora Liz de Gante Rosales+, Profa. Elena Luna de Bernal+, Xerutza Rangel Navarro+, Ana María Garrido+, Angelina Martínez Cacho+, Flora Amador+, Profa. María de los Ángeles Flores de Beristaín+, Aida Pardo de Ochoa+, María del Carmen García Rossetti+, Ángela Parra de Madrid+, Bertha Yeverino Muñoz+, Alicia Torres de Araujo+, Adoración Youtzimats+, Elvira Olea Barroso, Evelia Onofre, Ma. De los Ángeles Flores Fernández Lara, Guadalupe Pardo Vda. Peralta, Fabiola García Rossetti.

Debemos también tener presente que quienes asumimos cargos de cualquier nivel, tenemos obligación de rendir cuentas, no sólo un día -como se estila- sino evaluar nuestras jornadas diarias, y la tecnología y las redes sociales nos ayudan para ello, en mi caso particular, en mi página web www.rociogarciaolmedo.com encontrarán una herramienta para informar, pero también para retroalimentar mi trabajo legislativo.

De ahí que las mujeres no podemos atender la exigencia de que “no tenemos derecho a opinar”, no sólo eso, rechazamos enérgicamente ese comentario.

Continuaremos opinando y aportando para atender los nuevos retos que tenemos para avanzar de manera progresiva en nuestros derechos, aun cuando pareciera -rememorando a Virginia Woolf- que el futuro se torna obscuro.