El lunes 25 y martes 26 un marino de alto rango como Marco Antonio Ortega Siu fue puntualmente citado en columnas periodísticas, en contextos disímbolos: en Puebla para la captura de La Reina del Sur a mediados de 2018; la otra fue en el momento de la captura de Joaquín Guzmán Loera El Chapo en 2014, considerado como el objetivo número 1 después de la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

Fue el periodista Raymundo Rivapalacio, en la columna Estrictamente Personal que revela datos inéditos que retratan con mayor precisión la trayectoria de quien pudo haber sido el titular de Seguridad Pública en el gobierno de Luís Miguel Barbosa.

Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando cambió los términos de la relación bilateral de seguridad, La Marina se rebeló y mantuvo su colaboración. La captura de El Chapo Guzmán, en febrero de 2014, lo ejecutaron comandos de La Marina, que iniciaron la operación sin informar al gobierno, y lo realizaron en colaboración con la CIA”, escribió el periodista.

Más adelante reveló que “el exitoso operativo había sido encabezado por el (...) jefe de los comandos de élite”, que en 2015 también trabajó con veteranos del Bloque de Búsqueda que cazaron a Pablo Escobar y “abatieron al Jefe del Cártel de Medellín”.

Habitualmente informado por fuentes directas en Washington, Rivapalacio ubica el trabajo y desempeñado por Ortega Siu como el mando con mayor confianza en corporaciones estadounidenses como la DEA, FBI y la CIA.

Contradicciones de la realidad política en México, ese marino reconocido en el contexto internacional consiguió abatir o detener a el llamado Comandante 30, al tristemente popular El Cachetes y otros personajes siniestros de la escena poblana, y sin embargo, una grilla a La Marina Armada de México evitó que asumiera la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública.

Una dosis de trabajo de inteligencia, como la utilizada para combatir a los criminales mencionados probablemente habría permitido advertir con tiempo de antelación que el grupo criminal de La Reina del Sur estaba en vías de recomponerse.

La muerte del comandante de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la capital, Jesús Humberto Hernández Tejeda habría sido improbable. Decisiones como la descrita cuesta vidas.