De la hipersexualización a la violencia manifiesta, la red social utilizada por el jovencito de Segundo grado de Secundaria del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec que fue interceptado con un arma de fuego entre sus pertenencias escolares, está llena de simbolismos.

El nombre del estudiante es Mauricio N. y es quien la semana pasada había advertido que mataría a sus compañeros de clase, lo que provocó se encendieran señales de alarma pues toda la comunidad de padres tiene aún presente el episodio del 10 de enero, cuando un alumno del Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila ingresó con dos armas de fuego y ejecutó a su maestra (Miss Mary) e hirió a seis más para luego quitarse la vida.

Mauricio N. es seguidor de una página denominada Soro no Otoshimono del género asiático anime (o ánime) que sexualiza sus personajes femeninos hasta colocarlos en poses sugerentes, regularmente con senos y vulva expuestas.

Una de las imágenes es inquietante: una niña producto del diseño digital con letras en español se pregunta: “¿Príncipe azul?... A la mierda, yo quiero a un pervertido que me azote”, mientras se coloca en pose sumisa y dos personajes asexuados la acompañan.

La identidad de Mauricio N. es plenamente conocida en la comunidad escolar CENHCH, aún y cuando la directora de la escuela secundaria, Ana Claudia Cepeda haya pretendido ignorar ese episodio, revelado en la columna Contracara, del periodista Enrique Núñez, director del Diario Intolerancia.

Una revisión a programas, páginas y personajes haría de cualquier especialista en salud mental un campo de estudio para entender la forma en la que muchos de nuestros adolescentes procesan emociones como enojos, tristezas y otros sentimientos contradictorios.

Postear mensajes como “nunca nadie me dirá me siento feliz de haberte conocido”, “Otra vez nadie me dijo descansa mi hombre araña, te amo” o asumirse como el psicópata de moda el Joker (Todd Phililips) revela una personalidad compleja que bien podría desentrañar un médico en la materia.

Explorar más a profundidad, sin satanizar los contenidos de los productos de multimedia que consumen los jóvenes -mujeres y hombres-, permitiría comenzar a tener generaciones menos inconformes y más plenos.

No es la primera vez que la Escuela Secundaria del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec se ve envuelta en un escándalo por la ausencia de protocolos elementales para supervisar ingreso y conducta del alumnado.

Apenas en diciembre pasado otro alumno de tercer grado de secundaria fue sorprendido en el interior del plantel en plena vendimia de brownies rellenos de marihuana, que las autoridades pretendieron ignorar.

Tal vez sea hora de que el titular de Educación, Melitón Lozano Pérez advierta con franqueza la existencia de un desgobierno en los centros escolares, antes de que surja una tragedia que luego haya que lamentar.