Christian N., a quien todo mundo conoce como El Grillo, líder delincuencial en la capital de Puebla, tuvo carta abierta para cometer todo tipo de fechorías y violencia en la jornada electoral presidencial de julio de 2018, me confirmó un ex mando de la Secretaría de Seguridad Pública.
Fue una larga conversación sobre las condiciones de inseguridad que ha disparado en las últimas semanas el fenómeno delictivo que ha dado escenarios muy parecidos a los que se vivieron en Michoacán, con la irrupción de las autodefensas o en Veracruz, con los Zetas: enfrentamientos a plena luz del día o cuerpos desmembrados.
La omisión de quienes tuvieron bajo de su responsabilidad de perseguir a los delincuentes en tres personajes clave: Víctor Carrancá Bourget, en la Fiscalía General del Estado; Facundo Rosas, en la Secretaría de Seguridad Pública; y Alejandro Santizo, en la corporación policiaca municipal.
Imposible que los mandos en seguridad no supieran de la existencia de El Grillo, su pandilla y la influencia que había ganado a partir de componendas con el grupo político del fallecido Rafael Moreno Valle, apuntó el autor de la Parabólica.
“Hay momentos en que es preferible callar y dejar que las cosas sucedan”, respondió el interlocutor, ya sin mucha convicción sobre el episodio en que El Grillo y sus sicarios robaban urnas, apuntaban con sus armas e intimidaban al electorado en la jornada comicial en la que también se disputaba la gubernatura, diputaciones locales, federales y los 217 municipios.
El poderío de este líder narcomenudista que fue detenido en junio del año pasado llegó a tal nivel, según lo expuesto por este ex mando, que se llegó a temer por la seguridad de los elementos que lo habían detenido al conducir un automóvil de lujo sin una placa de circulación.
El miedo se había apoderado de los uniformados, incluyendo a sus superiores. Exponerlos al conocimiento del detenido podría haber dado como resultado una etapa funesta para la confianza de la corporación.
Nadie de los elementos uniformados quiso mostrar su identidad pues la experiencia del pasado decía que José Christian N., saldría pronto de prisión merced de la impunidad que siempre tuvo en la Fiscalía General del Estado.
Regresaría para cobrar venganza, atentaría contra los elementos que habían tenido el arrojo de pararle el alto. Cobraría venganza, en la persona de los uniformados o de sus cercanos.
Los métodos de tortura utilizados por El Grillo y sus matanceros estaba fuera de toda duda. Ya había dado muestras de la dimensión del perfil delincuencial con la forma en la que eliminaba a sus contrincantes: torturarlos hasta el límite de la muerte, reanimarlos y vueltos a martirizar, así eran sus métodos.
Se trata de la primera vez en la que un ex funcionario en la era del Partido Acción Nacional en el poder admite haber conocido de los desmanes en la violenta jornada electoral de 2018, de los servicios prestados por este delincuente a un grupo político y de la simulación institucional para dejar hacer y dejar pasar.
Se trata de una señal inequívoca de que cuando se debe preservar el poder, los fines justifica los medios.