Sea por la presión internacional de la OMS, por las criticas ante la entrevista que publicó The Economist o por el descredito que los mexicanos reflejan a los “otros datos” de López Obrador; lo cierto es que la bomba de las cifras del Coronavirus, explotó.

Anoche, después de una larga explicación, López-Gatell reconoció lo que desde semanas atrás habíamos denunciado en este espacio. Dijo que las cifras sobre contagiados y muertos que cada noche nos daban como verídicas, son sólo una muestra; es decir, no son el número real de infectados por Covid-19.

Detalló parte del engaño: ante la falta de test o pruebas masivas, en México se aplicó un modelo matemático llamado “Centinela”, algo similar a lo que realizan los encuestadores, quienes no interrogan a todos los participantes, sólo a un porcentaje de ellos.

Después soltó el sablazo. De 3 mil 181 casos que nos mostraron en la gráfica, México elevó a 26 mil 519 los posibles contagios.

En 20 segundos reveló que cada uno de los casos confirmados, representaría una octava parte de los reales; los otros, dijo no habrían asistido al médico o sus galenos no habrían reconocido los síntomas. Nuevamente omitió que el gobierno federal no está realizando la aplicación masiva de pruebas.   

El problema de la mentira es que sin las cifras verdaderas no se pueden hacer estimaciones reales del número de camas, respiradores, material de protección, médicos, internistas, enfermeros e intendentes que se requieren para afrontar al virus en México.

Por increíble que parezca, el vocero oficial sobre el tema en el país, presentó durante semanas gráficas comparativas con España, Italia y Estados Unidos, sabiendo que ellos sí transparentaban datos reales obtenidos con un sistema de medición basado en pruebas masivas, mientras México optó por el sistema de Vigilancia Centinela, con pruebas aleatorias. Es decir, que con premeditación alevosía y ventaja, omitieron el factor de multiplicación para conocer el número real de casos estimados.

Se trataba de un espejismo creado desde el búnker de salud de la 4T.

En conclusión, Hugo López Gatell nos mintió y le mintió al mundo.