No es el número sino la intención lo que define la marcha automovilística de este sábado contra los gobiernos de la Cuarta Transformación, encabezados por Andrés Manuel López Obrador en el país y Miguel Barbosa en Puebla.

Diferenciar entre cantidad y calidad es pertinente porque nos permitirá poner los pies en el justo medio para evitar caer en la acción propagandística en favor de organizadores de la “rodada revolucionaria” y la descalificación fácil de una manifestación, ciertamente ciudadana.

Pregoneros de los gobiernos en turno cayeron en el recurso fácil de la descalificación por la marcha a bordo de autos, muchos de ellos premium y otros más por el número, escaso, según la parcial forma de contabilizar a los asistentes.

Desestimar el esfuerzo de cada uno de los tripulantes y acompañantes por el número y forma de hacerse notar es frívolo y superficial, pues adolece de una visión más amplia de lo visto en las ciudades en donde se efectuó la manifestación que desde su propia ignorancia entusiasmó a legos en el ejercicio del activismo.

En un exceso de desconocimientos pidieron la “renuncia” de López Obrador y Barbosa, sin saber apenas lo más elemental: los cargos de elección popular son irrenunciables, sino revocables para lo que es preciso iniciar juicios de procedencia desde el Legislativo.

No sólo exhibieron sin pudor desconocimiento, sino falta de innovación y ausencia de creatividad. Repitieron un esquema cuyos orígenes anida en la ultraderecha europea, dato hasta ahora inadvertido.

En España esa ala radical del parlamentarismo está en la reciente creación de VOX (fue creado en 2013), un partido liderado por las escisiones del conservador Partido Popular y que abiertamente se ha pronunciado por un golpe de estado para derrocar a Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español.

Para darnos una idea más precisa de las raíces del movimiento que tuvo lugar en España el 23 de mayo y que una semana después fue imitada en México basta echar una mirada al ¿ideario?, que atentan abiertamente contra el clima de libertades de las que incluso gozan los críticos de la Cuarta Transformación en México como la libre manifestación, tránsito y expresión.

Promueven el anti feminismo y van en contra de la diversidad sexual; más recientemente han expresado su apoyo al presidente de Estados Unidos, Donal Trump, en su intento por regular el uso de las redes sociales (Twitter), la plataforma de la que más se ha servido el ultra conservadurismo para difundir mentiras y fake news y se oponía a la exhumación del dictador Francisco Franco en el Valle de los Caídos.

El número y la forma de las manifestaciones automovilísticas no es lo que va a definir a quienes fueron protagonistas, sino sus intenciones de entre las cuales está la restauración de un régimen de privilegios espurios y obscenos, como sucede con VOX en España.

Todo en detrimento de quienes carecen de lo necesario incluso para soñar subir a un automóvil con las características de los utilizados este fin de semana para portar letreros en cartulina con la leyenda AMLO y Barbosa asesinos, invocando los apellidos Moreno Valle-Alonso Hidalgo.

El golpismo rodó este fin de semana.