La sociedad mexicana sufre un triple temor: el temor a enfermarse de covid-19 y no contar con los servicios médicos que eviten su agravamiento; el temor al desempleo y al hambre, y el temor a la creciente inseguridad pública.
Ésa es la radiografía del México de julio del año 2020.
Ante ello, el gobierno debe abocarse a atender y disminuir las causas de esos tres temores que crecen a pasos agigantados, desbordando en muchos sentidos a las instituciones públicas que hoy lucen famélicas ante un enemigo microscópico pero letal y ante grupos criminales que encuentran en el deteriorado tejido social a su mejor aliado para esconderse y adueñarse de territorios.
Como pocas veces, los temores de los mexicanos se han alineado y amenazan con provocar el retroceso de una generación en el desarrollo social y económico alcanzados.
Para el PRI es evidente que México necesita crear riqueza y repartirla; crear para repartir y repartir para crear, pues ése es el círculo virtuoso que nos permitirá superar la pobreza que marca el destino de 50 millones de mexicanos y contar con los recursos necesarios para garantizar servicios públicos de calidad, que eviten que 61% de los contagiados de covid-19 mueran por no haber sido atendidos oportunamente, que 81% de los fallecidos sea en hospitales públicos y que 71% de ellos sean los más pobres.
Hoy, México es el quinto país con mayor número de muertes en el mundo por covid-19, lo cual se puede y se debe prevenir haciendo pruebas de manera masiva para atender oportunamente a los contagiados y lograr controlar la pandemia. Mientras ello no sucede, las y los mexicanos debemos tomar todas las precauciones necesarias pues lo que está en peligro es nuestra vida.
Entre la sociedad mexicana y sus instituciones públicas debe fortalecerse el vínculo imprescindible de causas-efectos-causas; para lo cual México requiere invertir los recursos públicos necesarios para atender las necesidades actuales de la población.
Lamentablemente, ello no está sucediendo, pues 60% de los mexicanos considera que los recursos económicos para atender la pandemia no han sido suficientes, mientras que 61% desaprueba que no se esté apoyando a las pequeñas y medianas empresas y 69% pide que el gobierno modifique sus programas con base en las nuevas circunstancias del país.
Ante las exigencias sociales, somos millones de priistas los que estamos abocados a trabajar para que a México le vaya bien, y la única manera de salir bien librados de esta pandemia es en unidad y en acuerdo.
El PRI le apuesta a la política para privilegiar los entendimientos en torno a los temas que más preocupan a las y los mexicanos. Seguiremos buscando el consenso y privilegiando la estrecha relación que siempre hemos guardado con la sociedad civil organizada.
Hagamos, pues, política en todas partes: en el hogar, en el ejido, en la fábrica, en los municipios, en los mercados y plazas públicas, con el gobierno federal; política en todas partes y a todas horas.
Tenemos mucho qué hacer, pues perseguimos un enorme propósito: evitar que sigan muriendo mexicanos por covid-19, por la pobreza y por la inseguridad. Para cumplir nuestras tareas todo nos podrá faltar, menos vocación de servicio al pueblo de México.
Estamos obligados a emprender numerosas acciones, pero con realismo, sin el agotador pesimismo ni el inexperto optimismo.
La atención del PRI está en México.