El Congreso de Puebla cerró parcialmente la puerta a una de las prácticas que mayor oprobio significaron en el pasado reciente como la creación de franquicias electorales con fines de beneficio para grupos políticos más allá de la legítima lucha por la conquista del voto ciudadano.
Aunque perfectible, la ley aprobada por 28 de los 41 diputados, deberá traducirse en un plazo perentorio en la inhumación de cadáveres insepultos de partidos como Nueva Alianza, Compromiso por Puebla y Pacto Social de Integración.
Y deberán desaparecer de la escena por el sólo hecho de haber sido alentados mediante trucos legaloides para recibir el beneficio de la prerrogativa, dinero público a cambio de una factura que por lo regular era para beneficiar a los integrantes de una camarilla que hizo de la componenda una práctica política.
Sin militancia, doctrina partidaria sólida ni principios o ideales, han vivido de la desidia y el oportunismo. En la creación de su entelequia llevan la penitencia porque cargan sobre sus siglas el estigma del grupo en vías de desaparecer y del que no se tiene grato recuerdo.
Basta recordar el periodo electoral extraordinario de 2019, en donde ya sin el cobijo de sus creadores, en medio de la orfandad política decidieron de manera unilateral no presentar candidato al gobierno de Puebla como en cambio, sí lo hicieron PAN, PRI y Morena con sus respectivos aliados.
Las dirigencias del Panal, Compromiso por Puebla y Social de Integración abdicaron de una premisa fundacional en el aparato partidario: dejar de competir por la vía electoral por el poder.
Cálculos del Órgano Público Local Electoral indicaban en año pasado que el dinero entregado sólo a estas tres fachadas electorales que fueron útiles al morenovallismo fue en conjunto de 15.5 millones de pesos. No hay registro de este ese dinero público haya sido devuelto a la hacienda pública como lo había establecido el órgano electoral.
La ley aprobada es perfectible pero es un avance para el saneamiento de la vida pública que antes nadie quiso concretar. La legislatura en turno, con sus grupos parlamentarios que votaron a favor y hasta los que se abstuvieron deberán ser recordados por haber tomado la decisión de despojar una insultante simulación, insostenible en momentos que la sociedad vive un proceso de emancipación que deberá arrojar como resultado el impedimento definitivo para repetir accidentes de la historia ya vividos.