La reactivación económica de Puebla, muy urgente y necesaria, tendrá que incluir también un programa o proyecto para el cuidado y protección de las niñas y niños, sobre todo si las escuelas se mantienen cerradas en aras de evitar los contagios masivos de coronavirus.
Los representantes empresariales y el gobernador Miguel Barbosa consideran que en unos 15 días comenzaría el regreso de muchos trabajadores a sus unidades productivas, por ello desde ahora padres y madres se preguntan con quién o en dónde dejarán a sus hijos durante las jornadas laborales que promedian 10 horas.
Dejar a uno, dos o tres infantes en una casa por más de 10 horas solos es un riesgo latente. Sin duda el número de niñas o niños quemados, ahogados y accidentados se triplicará, como sucede año con año en la temporada vacacional.
Así que dejarlos sin el cuidado de mayores en casa no es la mejor solución.
La reactivación económica que se prevé para el 15 de agosto, unos días después de que oficialmente arranquen las clases en línea para los miles de estudiantes de nivel básico, también complicará que los padres de familia estén al tanto de la educación de sus hijos. ¿Qué niño será tan responsable como para encender la televisión o la computadora justo a la hora de sus clases y se sentará frente a la pantalla para aprender?
¿Y qué me dice de la alimentación? Difícilmente una niña o niño de 5 años tiene la capacidad para comer sanamente y a las horas adecuadas. Queremos y tenemos que procurarles una alimentación balanceada a los menores, una acción que resulta casi imposible de brindar si ambos padres se encuentran fuera de los hogares por más de 10 horas diariamente.
Y digo que ambos padres porque debido a la crisis económica que ya vivíamos, previo a la pandemia, en muchos hogares tanto la mamá como el papá se vieron obligados a trabajar fuera de casa y se ve difícil que alguno de ellos decida dejar el trabajo estando la situación financiera tan complicada, para cuidar a los más pequeños.
Llevar a las niñas y los niños a casa de sus abuelos, independientemente de la carga que eso le genera a nuestros ancianos, representa un enorme riesgo porque como ya se ha dicho, es muy probable que junto con las visitas también estemos introduciendo el virus a la casa de los viejos. Es pues, una exposición innecesaria.
Aunque existen otras alternativas como pedirle a algún vecino o vecina que cuide a varios de los niños de la cuadra –a cambio de alguna retribución económica-, la verdad se antoja complicado que las atenciones para los menores sean las adecuadas.
Por ello considero que a la par de la reactivación laboral se debe evaluar el regreso de los menores a las escuelas donde tienen actividades y adultos que pueden vigilarlos y guiarlos durante una gran parte de la jornada laboral de los padres.
En varias ocasiones he insistido en que sería un riesgo regresar de golpe a las actividades cotidianas que solíamos tener hasta hace cuatro meses, sin embargo, es claro que el regreso a la vida laboral tendrá que ir acompañado de la reincorporación de las niñas y los niños a las escuelas.
No podemos actuar con la mentalidad retrógrada de AMLO, que piensa que las actividades de las mujeres están destinadas a la casa y que además, los abuelos también pueden cumplir con la función educadora, como si para eso estuvieran destinados.
La realidad de nuestra sociedad, dista mucho de la que vive en la cabecita de algodón de quien nos gobierna cómodamente desde su lujoso e histórico Palacio.