Desde este viernes 7 de agosto Puebla regresará poco a poco y paulatinamente a la actividad productiva, económica, religiosa y hasta de esparcimiento; la necesaria decisión debemos tomarla con cautela.
Es cierto que urge la reactivación económica, que los negocios requieren que los poblanos regresen a las plazas y centros de comercio, pero no podemos ni debemos tirar por la borda los cinco meses que llevamos en el confinamiento.
La reapertura comercial conllevará por sí misma un aumento enorme en la movilidad de los poblanos. Muchas personas que viven en la capital e incluso en los municipios conurbados retomarán sus actividades y con ello el transporte público será uno de los primeros retos.
Lograr que las unidades colectivas mantengan la sana distancia, el cupo máximo y estén limpias; será un reto para los concesionarios y el gobierno, pero los ciudadanos también tenemos que hacer nuestra tarea.
Usar el cubrebocas siempre y correctamente, afanarnos en la limpieza de manos, preferentemente con agua y jabón, evitar tocarnos la cara, mantener físicamente la distancia con otras personas y estornudo de etiqueta; deben ser nuestras nuevas costumbres.
Parecen cinco reglas fáciles pero también muy frágiles. Será difícil que después de cinco meses de no ver a los compañeros de trabajo, con quienes muchas veces convivimos más horas que con los propios familiares, reprimamos un sincero abrazo. Es parte de lo que deberemos aplicar en el retorno a las actividades.
Adquirir lo necesario y no lo que está de moda también será parte de nuestra responsabilidad. Entendamos que muchos negocios se encuentran en números rojos y que de esos comercios pequeños dependen muchos empleos de poblanos, por ello el reiterativo llamado es a consumir lo local.
Por una vez, por una semana, por un mes, apueste por dejar de comprar la fruta en el súper y adquiérala en el local de su colonia; evite ir a franquicias y opte por restaurantes que hayan invertido en las medidas de higiene necesarias.
Si necesita un nuevo par de zapatos o desea adquirir alguna prenda de vestir, considere la opción de comprarlos en alguna tienda local antes que en los almacenes de firmas internacionales.
Y en la medida de lo posible, manténgase en casa, aunque comencemos con las actividades del color naranja del Semáforo Covid, eso no significa que la pandemia acabó o que el riesgo de contagiarse ya no existe: la luz aún no es verde.
Tengamos en cuenta que la reapertura comercial, indispensable para la economía de Puebla y sus habitantes, se realiza cuando las autoridades federales han reconocido más de 50 mil muertos y casi medio millón de contagiados.
Las iglesias, inmuebles prioritarios, reabrirán paulatinamente sus puertas. Apoyemos a que las personas de la tercera edad y de grupos vulnerables se mantengan en casa, escuchando las liturgias desde las redes sociales. Evitemos exponerlos.
En la medida que cada uno de nosotros aportemos nuestro granito de arena la reapertura será un éxito; si por el contrario, nos hacemos de la vista gorda, dejamos que otros hagan la tarea pensando que nuestra actitud no cambiará las cosas y rompemos las recomendaciones, corremos el enorme riesgo de tener que regresar a un confinamiento que será mucho más grave que el que ya recorrimos.
¿Seremos capaces de entender que cuidarnos del contagio, es un trabajo de tiempo completo?
Veremos y diremos.