Cada persona es diferente y debe enfrentar una curva de aprendizaje propia para entender y tomar decisiones para la vida en la que no hay manuales. Ni tampoco ensayos.

Solo se aprende lo que se hace. Entiendes y sientes lo que te sucede.

Para ser el mejor, Denys Waitley recomienda identificar en qué eres bueno, dedicarte a ello y no competir con los demás. Un gran avance y aporte que se enfrenta frecuentemente a la sobre o sub valoración, dañina para el desarrollo de las personas.

Desde aquella frase “estudia y triunfarás” que aparecía en un libro de primaria, reflejada al revés en un espejo, siempre se nos ha dicho lo que debemos hacer para lograr ser alguien en la vida.

Casi nadie te dice lo que no debes hacer. Primero, porque a nadie le gusta que le digan sus errores, estos comúnmente inconscientes; y segundo, porque casi no hay quien tenga el valor de decírtelos, por temor al enojo y reacciones negativas que tendrás.

Por eso, todos procuran decirte solo las cosas bonitas, ocultando lo que te puede molestar. Perdiendo así, la gran oportunidad de corregir y mejorar.  Y con este círculo vicioso hemos transitado por la vida, buscando ascender y tener éxito en los diferentes campos del desarrollo humano.

Hace unos meses me encontré con el libro Un Nuevo Impuso, escrito por Marshall Goldsmith y Mark Reiter, de la editorial Empresa Activa, que describe los 20 hábitos que limitan el ascenso de las personas. Si bien está orientado a personal directivo, puede ser de utilidad para cualquier persona. Aquí lo compartiremos de manera muy resumida.

Pasamos mucho tiempo enseñando a los directivos qué es lo que tienen que hacer, pero no invertimos el tiempo suficiente en enseñar a los líderes qué es lo que tienen que dejar de hacer, dijo alguna vez Peter Drucker citado por los autores. Una gran verdad aplicada a la empresa y a los distintos órdenes de poder y gobierno.

Los 20 vicios que frenan el desarrollo de las personas, no son defectos de aptitud ni de inteligencia. Son problemas en el comportamiento interpersonal; son las molestias cotidianas que convierten su lugar de trabajo en algo más nocivo de lo necesario.

Estos son:

1.- Ansias desmedidas de victoria. La necesidad de ganar a toda costa y en todas las situaciones. Cuando importa, cuando no y cuando está fuera de lugar.

2.- Hacer excesivas puntualizaciones. El abrumador deseo de decir la última palabra en cualquier conversación.

3.- Juzgar. La necesidad de juzgar a los demás y de imponerles nuestros principios.

4.- Hacer comentarios destructivos. El sarcasmo innecesario y los comentarios hirientes que creemos nos hacen más agudos e ingeniosos.

5.- Empezar con No, Pero o Sin Embargo. El abuso de estos calificativos le dicen a los demás, “yo tengo razón”, “tú estás equivocado”

6.- Proclamar a los cuatro vientos lo inteligentes que somos.

7.- Hablar en los momentos de ira

8.- La negatividad o el “déjame que te explique porqué eso no funcionará”. Dar una opinión cuando no la te piden.

9.- La retención de información. Para conservar ventaja sobre los demás.

10.- No otorgar a los demás el debido reconocimiento.

11.- Reclamar el reconocimiento que no merecemos.

12.- Poner excusas ante la falta de resultados

13.- Aferrarse al pasado. Desviar la culpa de nosotros hacia los demás.

14.- Actuar con favoritismos. Tratar a alguien de manera injusta.

15.-Negarse a expresar el arrepentimiento. Incapacidad para asumir la responsabilidad de nuestros actos, admitir que estamos equivocados o reconocer que nuestros actos afectan a los demás.

16.- No escuchar.

17.- No demostrar agradecimiento.

18.- Castigar al mensajero. Atacar al inocente que, por lo general, solo intenta ayudarnos.

19.- Pasar la pelota. Culpar a todos excepto a nosotros.

20.- La necesidad excesiva de Ser Yo. La exaltación de nuestros defectos como si fueran virtudes.

Cualquier semejanza con la realidad, estoy seguro que solo es una coincidencia.