Es difícil figurar un escenario futuro en el cual el poblano Javier Lozano Alarcón regrese a la escena pública como fue con los periodos de gobierno del PAN y del PRI. La prepotencia exacerbada con la que se conduce con todo aquel con quien no coincide es un insulto para cualquiera que tenga un rasgo de decoro.
En 2011 dijo al autor de la columna que Felipe Calderón sería el mejor presidente de México. Todos sabíamos que la afirmación la hacía desde su cómoda posición de miembro del gabinete del personaje que persiste en el empeño de figurar en la escena, no obstante el latrocinio que dejó a su paso por Los Pinos, documentados todos, sin necesidad de interpretación alguna.
En 484 páginas de Una novela criminal (Premio Alfaguara de novela 2018), el escritor Jorge Volpi desnudó el montaje de Genaro García Luna, ex poderoso Secretario de Seguridad Pública para ofrecer una imagen de policía implacable y eficiente frente al crimen que, años después se sabría, también era parte de su sociedad.
“... estás por adentrarte en una novela documental o novela de ficción. Ello significa que, si bien he intentado conferirle una forma literaria al caos de la realidad, todo lo que aquí se cuenta se basa en el expediente de la causa criminal contra Israel Vallarta y Florence Cassez...”).
La disputa diplomática por el encarcelamiento de la ciudadana francesa casi llegó ruptura en las relaciones de México y Francia por el empeño de Calderón en mantener una mentira como divisa, aún y cuando la trama de García Luna inundaba la opinión pública. El daño “colateral” de un gobierno mitómano también alcanzó a productores y emprendedores mexicanos en París.
En 2011, justo cuando Lozano Alarcón consideraba a Calderón como “el mejor Presidente de México” se canceló la semana de México en Francia, que obligó a tirar a la basura unas 360 actividades comerciales, educativas, culturales. La nueva edición terminó felizmente apenas este viernes 11 de septiembre.
Pero hay secuelas. Ingrid Paillet y Martha Murguía son dos mexicanas que radican en París. Voces vivas de ese pasaje que tensó hasta casi la ruptura las relaciones entre ambos países. Calderón y García Luna hacían de las suyas y un bufón como Lozano aplaudía sin rubor.
“Nosotros habíamos invertido bastante para hacer esa promoción en ese momento (...) estaban varios de los chefs que habían sido invitados para participar en clases de cocina y nos cayó la bomba (...) muchos eventos se cancelaron y nosotros habíamos invertido para ese evento”.
Lozano Alarcón deberá tener el mismo juicio aprobatorio, pero al menos en Francia hay una comunidad mexicana recuerda con precisión los desplantes de un periodo gubernamental dañino como pocos.