En el año 2017, de acuerdo a expertos en el seguimiento de la criminalidad en Puebla, había un solo grupo delictivo que controlaba todo, desde el tráfico de drogas como el robo de hidrocarburos y otros delitos graves.
Este jefe controlaba desde Cañada Morelos hasta el municipio de San Martin Texmelucan, pasando por Tecamachalco, Acatzingo, Tepeaca, Amozoc, parte de la capital de Puebla, Cuautlancingo y otros más.
Este grupo solo tenía dos líderes, uno que se movía desde el municipio de Palmar de Bravo y otro más desde Acatzingo, a este le decían El Rigo.
A finales de ese mismo año empezaron los problemas, estos líderes decidieron reforzar sus grupos y contrataron gente de Veracruz y de Morelos, a quienes establecieron en diversos puntos, entre éstos San Martin Texmelucan y Acatzingo.
Y resulta que estos grupos que trajeron decidieron traicionar a sus jefes y empezaron las desapariciones, ejecuciones, además de que cada día se volvieron más sanguinarios y a sus víctimas las calcinaban, desmembraban, además de que también atacaban a sus familias.
Después del año 2018, los líderes dejaron de serlo, a El Rigo, lo desaparecieron y los nuevos jefes comenzaron a alinear a todos los que conformaban la organización, el que no aceptaba era desaparecido o ejecutado, no había de otra.
La rebelión de los grupos de Morelos y de Veracruz trajo como consecuencia que la única organización que había se fragmentara en muchos grupos que empezaron a pelear por territorios relativamente más pequeños que los que tenían.
Todos demandaron la protección de los cuerpos de seguridad y de diversos departamentos y secretarias de las instituciones de gobierno, ofreciendo cantidades mayores a quienes los protegieran más, desde hacerse los desmentidos y dejarlos portar armas, circular en vehículos robados, encubrir homicidios, ataques armados, además de brindar información de operativos, investigaciones en su contra y hasta quienes los delataban.
En dos años los grupos criminales se volvieron más sanguinarios, se hicieron de más recursos, lo que los llevó a codearse en los más altos niveles, a participar e influir en la política, a tener de empleados a quienes se hacen cargo de la procuración, administración y prevención de justicia.
Ahora pretenden desaparecer a estos personajes, cuando ya lo escalaron todo y compraron todo, de hecho podrán detener a los líderes, pero atrás de estos vienen otros y otros y no se van a acabar, al contrario se van a fragmentar en otros grupos cada vez que quieran desarticularlos.
Son la Cosa Nostra.
Nos vemos cuando nos veamos.