Estamos en el límite. Nos lo han dicho una y otra vez en los últimos días. Los fríos números europeos nos reflejan una realidad que nos negamos a ver: la segunda ola, el rebrote o repunte llegará y con más fuerza que en la primavera.

Pero los poblanos nos negamos a retomar esa conciencia social. Un ejemplo es claro y a la vez prende las alarmas. Ayer, en el Día de San Judas Tadeo cientos de poblanos se apersonaron en las iglesias y templos aunque se había pedido encarecidamente que las festividades religiosas se realizaran de manera virtual para evitar aglomeraciones.

Las imágenes de hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños dentro de los recintos son la antesala de un repunte de contagios que bien podríamos prevenir. Lo más grave no son las estampas de ayer, lo preocupante es que en breve llegarán las celebraciones del Día de Muertos, el 12 de diciembre y hasta la Navidad; y si seguimos comportándonos con la irresponsabilidad de los últimos días, donde abarrotamos las calles del Centro Histórico, donde anteponemos la fe u olvidamos la sana distancia, las noticias serán trágicas antes de que concluya este año.

Es verdad que medidas como las que impuso el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, donde todos los negocios deben cerrar a las 19 horas y el transporte público dejará de dar servicio a las 21 horas, resultan un fuerte golpe económico y altamente antipopulares; pero si nos negamos a acatar el “Quédate en Casa” no dude que lleguemos a eso y más.

Miguel Barbosa ha dado muestras de que no le temblará la mano para firmar decretos que nos obliguen a todas y todos a mantenernos nuevamente confinados para cortar las cadenas de contagio y evitar el colapso de los hospitales.

Estamos en el último llamado para que este fin de semana, convivamos con nuestros muertos desde la intimidad de nuestras casas, al final, no hay prisa por alcanzarlos en el más allá.

El valemadrismo de Durazo

Hasta la semana pasada, Alfonso Durazo era el responsable de disminuir los índices de inseguridad en el país. Estuvo al frente de la encomienda por casi dos años y las cuentas que entrega son realmente desastrosas.

Además del fallido operativo donde se tuvo que liberar a Ovidio Guzmán, durante su encomienda se registraron al menos 50 de masacres, esas que tanta risa le causan al presidente, y el número de homicidios se disparó.

Una muestra de la pésima estrategia para contener a la delincuencia organizada la vivimos este miércoles en nuestro propio estado.

Antes de las ocho de la mañana, al norte de la Angelópolis, en la colonia Agrícola Ignacio Zaragoza, abandonaron los cuerpos de cuatro personas que fueron ejecutadas, envueltas en plástico y encobijadas. La noticia no fue la única que nos conmocionó.

Un quinto cadáver, igualmente envuelto en plástico y cobijas, fue localizado tres horas después en el municipio de Cuautlancingo.

Y uno desearía que el hombre que cobró durante 23 meses como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana rindiera cuentas ante el Congreso de la Nación, pero nos dejó plantados. Para el morenista Durazo Montaño la prioridad es la elección de 2021.

El hombre “fuerte” de AMLO simplemente dejó botada su encomienda, esa que juramentó, y se lanzó a organizar su campaña para la gubernatura de Sonora, en donde otra fichita que ya levantó la mano es Ana Gabriela Guevara.

 

 

Las prioridades de los representantes de la 4T, está claro, no son las mismas que las de los mexicanos.

Ni más ni menos.