Irónicamente, los nuevos tiempos del PAN involucran a uno de sus viejos liderazgos.
El día de ayer, las familias custodias de San Andrés Cholula iniciaron una rebelión para intentar detener la candidatura de Francisco Fraile para la alcaldía de ese municipio.
Parece que quienes viven al rededor del zócalo de ese pueblo —bonito, pero pueblo al fin— no comprenden que la modernidad se comió al viejo San Andrés, y que los nuevos tiempos, en donde el grueso del voto ya no está en las 20 manzanas que rodean el zócalo sanandreseño, sino en las colonias y comercios que hoy conforman la zona de mayor valor catastral del estado.
Les guste o no, la decisión del CEN del PAN ya está tomada, y en manos de sus militantes está la posibilidad de recuperar la plaza perdida, o de que su rebelión permita que Morena se mantenga al mando en el que fuera el gran bastión blanquiazul.
¿Entenderán los panistas el mensaje de su dirigencia nacional y los riesgos de no acatarlo?
Veremos y diremos.
El home run de los López Obrador
Los hermanos Pío y Andrés Manuel López Obrador lograron el negocio redondo. Ayer se reveló que la Sedatu, sí la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano, destinará 89 millones de pesos para remodelar el estadio de béisbol que es la casa de las “Guacamayas de Palenque”, el equipo que preside el hermano de AMLO.
En plena pandemia, justo cuando la gente está desesperada por conseguir camas disponibles en hospitales, respiradores mecánicos, medicamentos y tanques de oxígeno, Andrés Manuel nos vuelve a recetar su frase de “otros datos” y nos demuestra que su preocupación es impulsar el deporte de sus pasiones: el béisbol.
Al margen de las irregularidades en la asignación del contrato de remodelación y en otro contexto quizá podríamos aplaudirle al presidente la promoción del deporte; sin embargo, en este justo momento cuando estamos a la mitad de la segunda ola y no vemos el fin de ella, resulta indolente, inhumano, irracional.
Pensemos por un momento, esos 90 millones de pesos cuántos médicos, enfermeras o camas podrían representar. A cuántos mexicanos se les podrían hacer las pruebas para ir encontrando casos positivos y aislar a los enfermos. Cuántas dosis de sedantes y medicamentos se podrían adquirir con ese dinero que es de todos los mexicanos… Son dudas que López Obrador simple y sencillamente jamás se planteó.
Sus frases “Esta pandemia nos cayó como anillo al dedo” y “No nos ha ido tan mal” difícilmente coincidirán con la angustia de quienes han enfermado o con el vacío que sienten más de 134 mil familias que han perdido a un integrante en los últimos 10 meses con la pésima administración de la pandemia.
¿Aprenderán los regidores de Puebla?
Y ya que hablamos de extrañas prioridades, le cuento que en algunos municipios como Ecatepec o Ciudad Juárez, los regidores de esos ayuntamientos avalaron diversas disposiciones para colocar módulos para recargar de manera gratuita los tanques de oxígeno.
La auténtica preocupación que han mostrado en estos Ayuntamientos para tatar de apoyar a las víctimas del Covid bien podría servir de ejemplo para las y los regidores de Puebla que continúan más interesados en prohibir corridas de toros que en encontrar estrategias para apoyar a los capitalinos en desgracia.
Prioridades, señores y señoras, prioridades.