El arranque de las campañas federales fue una clara muestra de lo que nos espera en los próximos días e incluso un adelanto de lo que podríamos vivir cuando las y los candidatos ya se encuentren ejerciendo su cargo en San Lázaro.
Este domingo, en el primer minuto, a través de redes sociales, fue posible observar a las y los candidatos a diputados federales de Va por México con sus fotos de perfil bajo los colores de la megaalianza. También compartieron un video en el que aparecieron los rostros de panistas y priistas, y para rematar, se retuitearon entre ellos, como parte de una estrategia para alcanzar un mayor impacto mediático.
Enfrente, las y los candidatos de Morena se fueron a dormir temprano, o al menos así se leyó en redes sociales, porque salvo Nayeli Salvatori que decidió regalar tacos al pastor en su arranque de campaña, ninguno de ellos hizo presencia en las redes sociodigitales.
De los colores de su coalición, o al menos las siglas de Morena, PT o del PVEM, se supo nada.
Y nada es nada.
En Morena, a la espera del milagro macuspano
En el primer caso, es decir, en Va por México, podemos observar que había candidatos firmes, avalados entre ellos mismos que pese a los señalamientos en las designaciones, la famosa operación cicatriz, se realizó y —aunque sea de dientes para afuera— funcionó.
Podemos deducir que hubo una planeación para salir con un discurso uniforme, para utilizar los colores que incluye el manual de identidad y hasta podríamos aventurarnos a pensar que hubo una estrategia en redes para definir quién lanzaba el video, quién debía retuitearlo y quién comentarlo.
Todo ello nos deja ver que no se trata de gente improvisada en la política, que son candidatos que saben lo importante de aprovechar todo el tiempo y espacio de campaña para ganar por su propia personalidad y no esperando que una ola los arrastre a la Cámara baja.
Por el contrario, en el segundo escenario, encabezado por Morena, vimos a una diputada por Cholula que busca la reelección regalando tacos, a una vacante en el distrito 8 —porque la seleccionada incumplió con sus gastos de precampaña ante el INE— y con un tercer candidato que debió ser removido ante el incumplimiento en la paridad de género.
Así, sin unidad, sin planeación, con dádivas, opacidad y sin respeto a los espacios que las mujeres han ganado, se presentaron los candidatos por Morena a buscar el voto, o, mejor dicho, así esperan que nuevamente la ola lopezobradorista los arrastre hasta sus curules.
Del futuro legislativo que nos espera con estos personajes de la 4T poco podríamos decir.
Saúl Huerta, Nayeli Salvatori, Inés Parra y Alejandro Carvajal Hidalgo buscan mantenerse tres años más como diputados, pero en su primera encomienda poco hicieron para destacar o al menos para cumplirle a sus votantes.
Y al final, se concluye que han vuelto a apostar a que su tatiaxca los lleve nuevamente a San Lázaro.
Una apuesta arriesgada, considerando que no estará AMLO en la boleta, pero es la única que tienen.
El boleto está comprado y el tiempo nos dirá si su mesías tabasqueño les vuelve a hacer el milagrito.
Veremos y diremos.