El domingo 18 de abril se cumplieron ocho días de la agresión que sufrió la vendedora de aguas frescas, nieves y chicharrones, María del Rocío H. T., a manos de un grupo de no menos 30 pandilleros, entre hombres y mujeres, que se hacen llamar “Los Pechugas”, que tienen como líder a una mujer de nombre Rocío Juárez Hernández, que, por cierto, es una de las agresoras.
El lunes 19 de abril, María del Rocío y sus familiares, a través de un video que circula en redes sociales, pidió la intervención del Gobernador del Estado, Miguel Barbosa Huerta, luego de que ha recibido amenazas por parte de esta organización, donde le dicen que la van a matar por haberlos denunciado.
De nueva cuenta la vendedora demostró los estragos de la golpiza que recibió de manos del grupo de agresores que operan en la 4 Poniente, de la 3 hasta la 2 Norte, cuando se encontraban bajo los influjos de bebidas embriagantes y drogas.
Entre el grupo agresor, se encuentran Pepe Luis Juárez Hernández, hermano de Rocío, además de Josué Alan Velazco Trujillo, quien es oriundo de Tijuana, y otros que están ampliamente identificados.
Todo parece indicar que este grupo de golpeadores, que se escuda bajo el comercio ambulante, son la fuerza de seguridad del Ayuntamiento de Puebla y sirven para controlar el comercio informal mediante amenazas y ataques como el ocurrido a la comerciante.
Por estos mismos hechos el día de la agresión, la policía municipal, que llegó, no quiso intervenir ni siquiera para rescatar a la comerciante, solo se limitaron a estacionar sus patrullas y dejaron que los agresores no solo golpearan a María del Rocío, sino que además la amenazaron, lo mismo que a toda su familia.
De la agresión, la Fiscalía General del Estado (FGE), ya abrió la correspondiente carpeta de investigación y los agresores en cualquier momento podrían ser detenidos.
Lo que aquí extraña es que no se haya hecho un solo pronunciamiento, ni realizado ninguna acción para retirar al grupo agresor, no es la primera vez que atacan a personas que pasan cuando se encuentran en estado inconveniente.
Nos vemos cuando nos veamos