El lector ya debe de estar enterado de los negocios turbios y sucios que existen entre algunas notarías, además del Instituto Registral y Catastral, para apoderarse de terrenos o de propiedades en diversos puntos del territorio poblano, pero de manera principal en la capital del estado.
¿Cuántos abogados y empresarios se han quedado con propiedades mediante amañados juicios, donde participan tanto las notarías como la dependencia que le comenté?
Solo hace falta que vean alguna propiedad que se les hace abandonada o les gusta para poder obtenerla, primero con informes falsificados y luego avalados por notarías como la de Tepeaca.
Lo que aquí le comento le ocurrió a la empresaria poblana Paola Yactayo, por poquito se queda sin un terrenito que es propiedad de su familia desde hace 30 años y que se ubica en la zona de Las Ánimas, al Sur de la ciudad de Puebla.
Por suerte se enteró que su propiedad ya era reclamada por grupos que se dedican a apoderarse de terrenos que ven o piensan que están abandonados y de inmediato se defendió y tuvo que hacer frente con sus abogados a este tipo de mafias.
Y es que, a través de la Notaría Pública Número Uno, de la ciudad de Tepeaca, la que está a nombre de Paulo Javier Rodríguez Castellanos, estaban alterando documentos para que la propiedad que le comento pasará a ser propiedad de otros.
Para tal fin, la notaría debió haber tenido el contubernio del Instituto Registral y Catastral, de quien también existe muchas dudas de su forma de operar.
Y no es la primera vez que una notaría se ve envuelta en este tipo de prácticas deshonestas, principalmente la de Tepeaca, la Número Uno, que ha acumulado varias quejas ante el Gobierno de Puebla, además del Colegio de Notarios.
De hecho, extraña que esta notaría, a cargo de Paulo Javier Rodríguez Castellanos, no haya perdido la patente ante tanto abuso.
De verdad.
¿Quién los protege?
Nos vemos cuando nos veamos.