Una vez más, el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador demostró el uso electoral de la vacuna contra la Covid-19.

A través de la delegación del Bienestar y la famosa Brigada Correcaminos se comenzó con la inoculación de personas de 50 años y más en Tehuacán.

Hasta ahí todo bien.

Pero el diablo está en los detalles.

Resulta que el biológico colocado en la Sierra Negra, Pfizer, es el mismo que urge para que las personas de la zona norte de la capital de Puebla puedan concluir su esquema.

No se trata de que unos poblanos sean más importantes que otros, tampoco que se deba dar prioridad a quienes se encuentran en la tercera edad como plantea el Plan Nacional de Vacunación.

El riesgo es que ni unos ni otros puedan quedar realmente protegidos, pues si la segunda dosis se aplica tardíamente podría perderse la efectividad de la protección.

En resumen, ni las personas de 60 y más que esperan la segunda dosis en la capital ni las de 50 y más en Tehuacán podrán realmente contar con una inmunización adecuada, pero eso sí, AMLO podrá ganar cientos de votos de los nuevos vacunados porque dentro de un mes, cuando estemos a horas de ir a las urnas, nos prometerá que en breve llegarán las segundas inyecciones a la Sierra Norte.

Aunque no sorprende el uso electoral de la vacuna que ha hecho el Presidente y Morena, sí crece el enfado.

Priorizar los puestos de gobierno, las diputaciones, las gubernaturas, por encima de la salud de nuestras abuelas y de nuestros padres, es no tener madre.

Y arrancaron las campañas

Aunque al cierre de esta columna aún no conocíamos quiénes sí serán las y los candidatos, lo cierto es que cuando usted lea esta opinión, las campañas habrán comenzado.

Los próximos 30 días serán sui géneris. Por primera vez en nuestro país se podrá castigar o premiar con la reelección a los diputados y presidentes municipales.

También serán unas competencias insertas en la pandemia, sus muertos, los contagios, la crisis económica, el confinamiento y hasta la vacuna.

Un tercer factor que no podemos desdeñar es que se trata de la primera evaluación del gobierno federal de AMLO, por eso para él lograr más de ocho gubernaturas, de las 15 que se juegan, más la mayoría en la Cámara de Diputados, es prioridad, y para ello, como ya lo dije, hará cualquier cosa, como arriesgar la salud de nuestros viejos.

Aquí hay de dos sopas: Si usted quiere reconocer el trabajo de su diputada, de su presidente municipal, de su legislador federal, salga y vote para hacerles realidad su sueño de alcanzar la reelección.

Pero si usted está harto de ver cómo repiten los mismos vicios que juraron no repetir, si está hasta la madre de la corrupción que ocasiona muertes como las de anoche en el Metro de la Ciudad de México, si quiere hacerles ver que las mentiras de AMLO en cada mañanera no se las cree ni un chamaco de kínder, si usted quiere lograr que México pueda reconstruirse y defender a sus instituciones, entonces usted tiene la vital obligación de salir de frenar a la 4T con su voto.

En ambos casos, la cita del próximo 6 de junio es ineludible para todos.

Si no vota, no reclame, ni despotrique en redes. Si no vota, se traga sus enfados. Si no vota, se chinga.

Ni más, ni menos.