Cuando creímos que no habría nada peor que las escenas de los primeros días de la vacunación contra la Covid-19 en Puebla capital, nos quedamos cortos.
Ayer el caos se vivió de peor manera.
Las calles aledañas a la XXV Zona Militar y hasta el Parque Ecológico se convirtieron en el Viacrucis de las personas de 60, 70, 80 años y más que acudieron con ilusión a colocarse la segunda dosis de la vacuna.
Los adultos mayores esperaban que con el apoyo de los militares, su disciplina y la fama de servicio que tienen, la logística fuera mucho mejor y el tiempo de espera se redujera de seis a dos horas, o menos.
Pero nada de esto fue así. Ni los mentados Siervos de la Nación, ni los militares, tan manoseados y utilizados por AMLO en este sexenio, pudieron con la titánica tarea y quienes pagaron los platos rotos fueron nuevamente nuestros viejitos.
Aunque el tlatoani de Palacio Nacional esperaba que la vacunación masiva en mayo le rindiera frutos y se reflejara en votos a su movimiento en las elecciones de junio, los testimoniales que ayer recogieron los medios de comunicación en el sitio demostraron que su plan no solo falló, sino que les explotó en las manos.
“Acuérdense de estas filas cuando vayan a votar”, fue una de las frases que se escuchó en el sitio. Otras similares se difundieron en “las benditas redes sociales” en voz de los propios vacunados.
Lo sucedido ayer en la XXV Zona Militar es el reflejo de la incapacidad de un gobierno que ya echó a perder a una de las pocas instituciones respetadas que nos quedaban.
Y después de verlos sucumbir ante la tarea de colocar las vacunas, me espanta la idea de ver a esos soldados defendiendo la soberanía nacional.
Atropellados, caídos e insolados
La larga espera también trajo estampas para el olvido. Un anciano fue atropellado por una camioneta, más de una persona discapacitada tuvo que ser cargada para poder llegar hasta el puesto de vacunación debido a que las calles de la junta auxiliar no están adaptadas para el uso de silla de ruedas, al grado de que algunos tramos ni siquiera tienen banquetas.
Al menos tres personas más se cayeron mientras caminaban lentamente en la fila debido a lo accidentado de las cuadras que se utilizaron para formar a los cientos de ancianos que cumplieron con su cita para completar su esquema de vacunación.
Para las 11 de la mañana, quienes trasnocharon en la XXV Zona Militar seguían esperando ser atendidos, porque una vez más las dosis que debía enviar el gobierno federal llegaron tarde.
Es el colmo, llevan más de dos meses y aún no pueden realizar una logística que permita tratar con dignidad a los padres, abuelos y en general a las personas de la tercera edad que con los años a cuestas tuvieron que esperan por seis, siete u ocho horas de pie, primero bajo los rayos del inclemente sol y después bajo la lluvia.
Al ver las imágenes uno se pregunta si la idea es vacunar para prevenir que más personas mueran por Covid-19 o generar la famosa inmunidad de rebaño.
En ningún momento se respetó la sana distancia, no se cuidó que las personas que estaban acompañando o quienes se iban a inyectar tuvieran una temperatura por debajo de los 38 grados centígrados, menos que no presentaran síntomas de Covid-19. En resumen, les valió madre generar un contagiadero masivo.
Cero y van dos
Para quienes digan que esto es una exageración, les recuerdo que este mismo grupo de ancianos ya había pasado por otra desagradable experiencia a finales de marzo cuando se colocaron la primera dosis y algunos salieron vacunados después de la medianoche.
El reto
Ante el fracaso de los militares, anoche se anunciaron nuevas sedes y el reto de este miércoles será que quienes acudan a vacunarse puedan hacerlo sin tener que exponer su salud, formarse en filas kilométricas ni pasar horas bajo el sol y la lluvia.
¿Serán capaces?
Veremos y diremos.