Sequía en 87% del territorio, presas en mínimos; la crisis hídrica ha tomado los titulares y con el cambio climático solo serán más comunes. Aprovechemos este espacio para conocer el agua de Puebla. Las Aguas Nacionales, lex dixit, se dividen en dos grupos: superficie y subterráneas; esta vez nos enfocaremos en las segundas.

Mencionaremos millones de metros cúbicos, una magnitud difícil de visualizar, pero para fines prácticos 1 millón de m3 se acerca al volumen del Empire State en Nueva York, un garrafón son apenas 0.02 m3.

Aguas subterráneas

Puebla en sus 34 mil km2 tiene catorce acuíferos, zonas de agua subterránea que podemos bombear y aprovechar. Existen de menor tamaño e importancia, como las compartidas con Oaxaca y Veracruz de Huajuapan y Martínez de la Torre, mientras que cinco son las de mayor relevancia y mencionaremos brevemente.

Valle de Puebla: Compartido con Tlaxcala y enmarcado por la cuenca del Atoyac, se recarga por los escurrimientos de la Sierra Nevada, es decir el Popo y el Izta. Uso industria y urbano.

Valle Atlixco-Izúcar: Corresponde a la zona de influencia de los mismos municipios, se recarga por las laderas occidentales del Popocatépetl. Principal uso agrícola.

Valle Tecamachalco: Un polígono que comienza en Amozoc y abarca el mal llamado Triángulo Rojo, se recarga de la Malinche y las Sierras de Soltepec, Negra y Cuesta Blanca. Principal uso agrícola.

Valle Libres-Oriental: Espacio geográfico compartido con Tlaxcala y Veracruz que abarca los municipios mencionados, se recarga del Cofre de Perote, Pico de Orizaba y la Sierra de Tlaxco. Principal uso agrícola.

Valle de Tehuacán: Esta área se comparte con Tecamachalco y recibe agua de las múltiples Sierras menores con El Monumento, El Cordón y La Cuesta. Principal uso industrial y agrícola

Valle de Ixcaquixtla: En la zona Mixteca junto con Tepexi el agua de esta zona se recarga por las lluvias en los cauces del río y las barrancas. Principal uso agrícola.

Estos cinco acuíferos, junto con los otros no mencionados, dan un gasto de 938 millones de metros cúbicos. 938 Empire States hechos de agua que se bombean del suelo poblano cada año, al menos la cuenta de manera legal. Comparando contra el agua superficial nos vamos de espaldas, la CONAGUA ha permitido explotar 6,462 millones de m3, 87% superficial y 13% subterránea. Y así se gasta el agua extraída.


Importante destacar que, aunque la generación de energía parece monstruosa, 66%, el aprovechamiento no es un gasto ya que regresa a embalses y cuerpos de agua para ser usada de nuevo.

El campo poblano es el gran gastalón; agricultura, ganadería y piscicultura suman 21.33%. Números que no tienen comparación con los 5% de la industria y las ciudades poblanas en su totalidad, o el 0.01% del gasto de los hogares.

¿Acaso producimos tanto, las plantas poblanas son muy demandantes o el suelo muy árido? No, la respuesta es que somos muy ineficientes para usar el agua en el campo.

4 de cada 5 campesinos poblanos riegan gracias al efecto de la gravedad a través de canales, irrigando donde no es necesario y de la manera más ineficaz. Un mínimo 10% riega a través de goteo, agua en cantidad y lugar justo, lamentablemente casi siempre los grandes capitales que pueden costearlo.

El agua poblana se mueve como si la Revolución Mexicana apenas hubiera terminado, de los 4 de 5 que lo mueven en canales, el 80% lo hace en canales de tierra, perdiendo así el vital líquido en el camino a sus cultivos.

Las inversiones en el campo siempre van centradas en lo más fácil de entregar; insumos, fertilizantes. Es importante cambiar las mentalidades del campo poblano y hacernos entender que no es Bonafont o los cañones antigranizo; el mundo cambia y la falta de resiliencia hídrica será el primer mazo contra los más desprotegidos del país; la población rural de autoconsumo que en Puebla son unos 520,000 habitantes. ¡Aguas!