Un recorrido desde la zona de Las Ánimas a La Paz que por lo general podría llevarte 10 minutos, ayer se volvió un camino de 35 minutos.
El caos vial se originó por el cierre de Juan Pablo II que realizaron los vecinos del fraccionamiento de Las Ánimas en protesta por el retiro de una reja.
Como les relaté anoche en Off The Record, el fraccionamiento cuenta con estos barrotes para la seguridad de los vecinos desde hace 30 años y de buenas a primeras el Ayuntamiento de Puebla mandó a quitarlos.
No sé con certeza cuál es el objetivo y aunque entiendo que hay reglamentos que impiden el cierre de calles, insisto en que la medida impopular se realizó en el peor momento, en plena temporada electoral.
Mandar a quitar las rejas provocó el enojo de los colonos quienes insisten en que su seguridad es más importante que el libre tránsito y podemos o no estar de acuerdo con los vecinos; lo que no es fácil comprender es en qué cabeza cabe mandar a quitar la infraestructura a mitad de la campaña de Claudia Rivera.
Quien haya autorizado el retiro de los fierros seguramente no midió las consecuencias como tampoco valoraron los actuales encargados en el Ayuntamiento de Puebla en qué terminaría una protesta que contó hasta con casas de campaña, cual campamento de Frenaaa en Reforma.
El corte de la circulación congestionó por horas otras dos arterias viales: el boulevard Atlixco y la 31 Poniente, lo que sí genera un cuello de botella.
Un conflicto vial que bien pudo evitarse porque si los colonos se sienten más seguros con la colocación de la caseta y una reja y además, aunque éstas se encuentran en la vía pública no afectan realmente la movilidad, ¿para qué le mueves a lo que funciona?
Votos panistas
Históricamente el voto de esa zona ha beneficiado más al PAN que a cualquier otro instituto político sin embargo si existía algún despistado o cuatroteísta, es claro que después del caos de ayer difícilmente apoyarán la reelección de Claudia Rivera.
Adicionalmente, la protesta no sólo restó simpatías entre los colonos, lo hizo también entre las y los capitalinos que tuvieron que circular por la zona y vieron retrasados sus trayectos o incluso fueron desviados de su habitual camino.
El retiro de las rejas, por más apegado a la ley que se encuentre, sólo se le pudo ocurrir a un –o una- inepto.
Qué terrible que en el gobierno municipal interino no exista alguien que aplique una pizca de sentido común y sensibilidad al tema, cuando estamos a tres semanas de la elección. Es una estupidez que les resta mucho. Bien podrían haberse esperado al 7 de junio para decir: ahora sí vamos a arreglar este tema.
Yo francamente ya no entiendo nada y máxime porque quienes quedaron al frente de la administración municipal son personas afines a la presidenta con licencia, por eso descarto que se trate del llamado fuego amigo.
Sea como fuere, la locura de retirar las estructuras que brindan seguridad fue un suicidio político, acciones como estás merman cada día las posibilidades de concretar una reelección.