¿Cómo fue posible que un numeroso contingente de estudiantes normalistas de los municipios de Teteles y de Ayotzinapa a bordo de autobuses presuntamente robados ingresaron a la ciudad de Puebla y llegaron de manera directa a las instalaciones de Casa Aguayo de Gobierno de Puebla, sin que los grupos de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), lo reportan?

Se supone que la SSP tiene un sofisticado equipo de seguridad, que tiene que ver, además de intervenciones y localización telefónica, con el seguimiento de grupos como el de los estudiantes, que llegaron en busca de pelea.

Pero nadie los vio hasta que llegaron a Casa Aguayo, sorprendiendo al poco personal que resguardaba la entrada, dejando el saldo de tres policías heridos, además de daños a los vecinos que se encontraban cerca de Casa Aguayo.

Don Ardelio Vargas Fosado, el subsecretario de Gobernación, debió haberle dado un jalón de orejas a quienes se encargan de la inteligencia, porque ahora sí les falló y la visita se metió hasta la cocina.

¿Y el consejo de honor y justicia de la PEP?

Por cierto, ante todo el escándalo en que se encuentran metidos mandos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), usted no se ha preguntado ¿qué pasó con el Consejo de Honor y Justicia de la PEP.

Que, si unos son raperos, otros son Tik Tok, otros son buenos, otros son malos y, todo lo contrario, no ha existido hasta el momento quién ponga en su lugar a los uniformados que se quieren lanzar al estrellato.

Anteriormente en las filas de la PEP, existió un consejo de honor, donde era sometido un elemento que incurriera en alguna práctica deshonesta con su trabajo, este consejo sanciona y suspendía al policía, incluso llegaba a sugerir que fuera puesto a disposición de alguna autoridad.

Actualmente en la Policía Estatal todos están hechos bola, nadie sabe en realidad quién es su jefe, quiénes han sido dados de baja, y mucho menos quienes se dedican a la cantada, al baile o a la actuación.

Todo esto ocurre porque en las filas de la Policía Estatal aún se encuentran desde elementos con antecedentes penales, otros con historias oscuras, corrupción y otros más que le siguen siendo fieles al crimen organizado.

De entrada, le comento, que, de manera administrativa, el director de la Policía Estatal, sigue siendo Julián Palomar del Valle, el cual goza de un permiso por incapacidad, tras ser sometido a una intervención quirúrgica, pero aún sigue cobrando con el cargo de jefe de la policía, con clave “Tauro”.

También le comentó que Juan Carlos Romero Abraham, jefe de base de operaciones, sigue ostentando su mismo cargo, pese a las recomendaciones del Gobierno de Puebla, que se le diera de baja al ser detenido en posesión de armas y drogas, esto porque un Juez de Control lo puso en libertad, al considerar que en su detención hubo abuso de autoridad.

También le comentó que el encargado de despacho de la Policía Estatal, es el contador Omar Álvarez Arronte, quien además es titular de la Unidad Mixta de Reacción.

Y si el cuento está bien contado, sería este personaje quien no obedeció la indicación de la baja de Juan Carlos Romero, ya que cuando ocurrieron los hechos en los que fue detenido, el jefe de los Estatales, el “Tauro” ya estaba hospitalizado para ser operado.

Lo demás de Vámonos Kiko no te juntes con esa chusma, es materia de otro chisme, que va a continuar hasta que una comisión de honor y justicia pongan en su lugar a todos los protagonistas que están de moda.

Nos vemos cuando nos veamos.