Este domingo se desarrollarán en el país las elecciones más grandes de la historia. La renovación de la Cámara de Diputados se empata con ayuntamientos, congresos locales y gobernadores en varios estados. Puebla no tendrá elecciones ejecutivas hasta 2024, pero sí refrescará 2,300 puestos. Lo abultado lo hacen 1810 regidurías, así como 217 ayuntamientos y sus correspondientes 217 sindicaturas, completan la suma 15 diputados federales y 41 estatales.
En votaciones la clave, por supuesto, es conseguir convencer y movilizar a más adeptos que los contrarios a las urnas. Ya sean las bases del partido, grupos, sectores o ciudadanos en general todo se centra en los números y las estrategias para disuadirlos con apoyos o promesas. El campo poblano tiene mucha numeralia a disposición de las fuerzas políticas.
El hato estatal
De los 6.5 millones de poblanos que somos 1.8 no tienen mayoría de edad, por lo que Puebla ostentará 4.7 millones de personas listas para votar ¿Cuántos de ellos se dedican al campo? Aproximadamente 650 mil, rozando el 14% del padrón. Un dato, Barbosa ganó con 682 mil y Claudia Rivera con 343 mil. El abstencionismo les da poder a los gremios.
Así como los partidos buscan a masas sociales y sindicatos, el campo ofrece parecidos. Aunque las dinámicas urbanas alejan esos grupos de la capital, al interior del estado son grandes fuerzas. Lamentablemente poca organización y voluntad del estado y particulares ha dejado a la deriva su asociación. Las pocas formas terminan floreciendo perversamente y siendo cooptadas.
Un ejemplo son los cañeros que rondan entre 12 y 15 mil productores. Una población pequeña, pero de gran relevancia alrededor de los Ingenios de Atencingo y Calipam. Tener la voluntad electoral de un grupo, además de las cuotas sindicales, son un jugoso botín. El año pasado asesinaron a tres líderes cañeros en la Mixteca.
Cuentas cafés y naranjas
La existencia focalizada de sectores productivos se da por las características geográficas de la entidad. Existen sin influencia, dispersas como los plataneros de Hueytamalco, o agrupados como los sorgeros de los volcanes. O aquellos que saben ejercer presiones económicas, como las asociaciones ganaderas o sociedades hortaliceras del centro del estado.
A pesar de ellos, dos grupos destacan por su tamaño, cafetaleros y citricultores.
El cultivo de naranja, mandarina y limón tiene una base productiva de cerca de 8 mil personas con presencia en la Sierra Norte y Nororiental, sin embargo, estas cadenas generan 300 mil empleos directos y ¾ de millón indirectos. Municipios completos tienen sus economías basadas en las cadenas productivas cítricas como Z. Mena, Acateno o V. Carranza que dependen de los flujos que estos generan. A pesar de esto las promesas políticas son muchas y los apoyos al campo inexistentes.
La otra gran cadena estatal es el café. Existen más de 45 mil cafeticultores distribuidos en 55 municipios y sin duda es un pilar de la administración estatal en materia económica y social. No se ha escatimado en la inversión, más de 300 millones de pesos directos, y menos en la promoción de esto.
La marca Orgullo Puebla y un puñado de empresas se han beneficiado con giras por Europa y Asia, así como de una Expo Café Orgullo Puebla que busca repetirse en pocas semanas dentro de los nuevos lineamientos para la industria de convenciones. La visita a Madrid en el marco de la Semana de Puebla en la Casa de México en España sin duda fueron un digno escaparate para las Secretarías de Cultura, Turismo, Economía y Desarrollo Rural. Los ecos de Ebrard por Atlixco se han debilitado, pero siguen dando muestras de apoyo con esas cooperaciones internacionales. Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre es un consejo prudente para evitar errores por impericias, especialmente en esta efervescencia electoral.