Ardelio Vargas Fosado, protegió a Juan Carlos Romero Abraham, cuando el primero fue secretario de Seguridad Pública y el segundo era un elemento de la Policía Metropolitana, habilitado como chófer.
Fue durante el año 2011, cuando Ardelio fue enterado que, en la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas, vivía el elemento del grupo élite en amasiato con una de las principales vendedoras de droga conocida como heroína, que fue identificada con el nombre de Paola G. (a), "La Tita".
No solo decidió callar el informe que un grupo de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), le entregó, sino que además lo habilitó para que en esa misma Junta Auxiliar cuidara a su hija Marlene Vargas Vargas, quien formó un "Plan Para Prevenir a la Comunidad".
Ardelio Vargas, al enterarse de cómo funcionaba el negocio de la heroína en la Romero Vargas, no organizó ningún operativo especial para detener a los principales cabecillas del negocio, sino que además disfrazó el asunto como un apoyo moral a los vecinos.
Les cambio recorridos policiacos, cateos, aseguramiento, paseos a caballo, clases de pintura y otros tipos de apoyo a quienes tenían como principal negocio la distribución y venta de drogas.
En el año 2011, se les consideraba como jefes del tráfico de heroína a Patricia López Arévalo (a) "La Güera", Pedro González García (a) "El Perico", además de Paola G. (a), "La Tita", hermano de la segunda.
Todos ellos formaban tres grupos de vendedores que tenían en la nómina a elementos de la policía del municipio, Estado e incluso Judicial y después Ministerial.
Ardelio Vargas se enteró que no solo los cuerpos de seguridad estaban comprometidos con los narcomenudistas, sino que además formaban parte de las mismas.
En la casa de Paola G. (a), "La Tita", en la Romero Vargas, elementos de la Policía Metropolitana, adscrita a la Subdirección de la SSP, encontraron una fornitura y una gorra de esa misma corporación, que resultó ser Juan Carlos Romero Abraham, quien pertenecía a esos elementos.
El informe fue ocultado a la prensa por el mismo Vargas Fosado, aunque sí reconoció que había sido descubierto un policía táctico en activo como uno de los principales implicados, que además vivía con una de las jefes del narco.
Juan Carlos Romero Abraham fue entonces, para protegerlo, enviado a la Base de Operaciones de Esperanza, donde al paso del tiempo se convirtió en comandante, con el pleno conocimiento de que era pareja sentimental de Paola G. (a), "La Tita", quién se considera intocable.
Lo mismo pasa con Romero Abraham, quien hasta el momento sigue con su cargo de jefe de Operaciones de la Policía Estatal Preventiva (PEP).
Mejor ha caído un jefe de la Policía Estatal, además de otros mandos, que el mismo jefe de operaciones, quien se ha convertido en intocable por su relación entre el narco y los jefes de seguridad, en todo el Estado.
Y si llega a caer, sabe demasiado.
Nos vemos cuando nos veamos