Reflexionando sobre lo que ha generado un conflicto de intereses familiares por la herencia de William O. Jenkins vemos que la más afectada es indudablemente la comunidad Udlap, académicos, científicos, alumnos, personal administrativo, en sí toda la institución.
Desde ayer la Udlap tiene dos rectores, Armando Ríos Piter, quien fue presentado por el nuevo patronato y el doctor Luis Ernesto Derbez, quien ha estado al frente de la institución y cuenta con el respaldo de la Fundación Mary Street Jenkins, pero no es reconocido por la “nueva administración”.
Ambas figuras nacionales, además de haber buscado la candidatura a la presidencia de la República, cuentan con trayectoria política sin embargo de Armando Ríos Piter no existen antecedentes en el ámbito académico.
El exsenador por el PRD buscó la candidatura a la presidencia de la República en 2018, por la vía independiente, pero al final terminó apoyando al priista José Antonio Meade.
En el caso de Derbez Bautista antes de que fuera político, ya era reconocido como un prestigiado académico en el área de la economía, por ello fue secretario de estado y excanciller.
Esas son las figuras que hoy presumen dirigir una institución que cuenta con más de 50 años de prestigio académico, aunque ninguno tiene la certeza de ser “el bueno” o el real.
De hecho, Ríos Piter se reunirá este martes con Melitón Lozano, secretario de Educación Pública para, entre otras cosas, hacer que su firma valga como rector en los documentos oficiales.
El encuentro se espera que sea ameno pues Armando Ríos en su primera intervención ante medios, desde la Udlap, ratificó su amistad con el gobernador Miguel Barbosa.
Controversias naranjas
Ya en septiembre de 1985, Manuel Espinosa Yglesias, durante la inauguración del Centro Escolar Morelos, pidió al presidente Miguel de la Madrid su intervención pues la Udlap estaba a punto de irse de Puebla.
En ese momento también hubo dos rectores, Demetrio Bolaños, impulsado por el extitular Fernando Macías Rendón y Enrique Cárdenas Sánchez quien contó con el apoyo del presidente de la Fundación Jenkins, Manuel Espinosa Yglesias.
Esa crisis como la actual generan incertidumbre y éxodo de estudiantes y maestros, que son la parte medular de una institución, máxime en un año, como este en el cual la pandemia por coronavirus trastoca desde la economía hasta la certeza de si las clases continuarán en línea o serán presenciales.
Independientemente de la crítica que seguiremos haciendo contra quienes saquearon el patrimonio de la universidad, lo que queremos ver es un campus vivo, donde se fortalezca la academia, y porque no el fútbol americano con Los Aztecas que han logrado varios campeonatos.
Las universidades son parte fundamental para el desarrollo de una sociedad, sean públicas o privadas y los problemas administrativos o de intereses particulares, no deben frenar su camino.