Mucha plática han desencadenado las máximas casas de estudio. Caso UDLAP al atender una resolución judicial, el nombramiento del nuevo rector de la BUAP en septiembre, el deslinde del IPN con el socavón y hasta la elección en la vecina Universidad Veracruzana. Sin embargo, las problemáticas de la mayor casa de estudios agropecuarios del país han pasado desapercibidas pese su importancia.

En junio del año pasado se dio el proceso de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh) para el cuatrienio 2019-2023. La elección del rector, proceso donde participan estudiantes y profesores, arrojó en primer lugar a José Solís Ramírez y segundo a Martín Soto Escobar.

El mandato de Solís Ramírez, quien tomó posesión en agosto 2019, ha estado plagado de dificultades. Más allá de la pandemia que ha golpeado a las instituciones de enseñanza, Chapingo se ha rodeado de inestabilidad.

Desde acusaciones de intervención de la Secretaría Federal de Agricultura y Morena en las elecciones de la universidad, autónoma en su diseño, pasando por el infame feminicidio de la estudiante Nazaret Bautista de preparatoria agrícola dentro del campus. Negociaciones con el sindicato por 7 meses y 3 emplazamientos a huelga no ayudaron.

Aunque parece que las gotas que derramaron el vaso fueron incumplimientos y desacatos del rector hacia el Consejo Universitario. No haber presentado el informe anual 2020 ni estados financieros, o no haber convocado a las sesiones administrativas fueron los argumentos para destituir al rector por parte del mismo Consejo.

Así, el 25 de junio con 21 votos a favor, 4 en contra y 2 abstenciones en sesión extraordinaria, se designaba rector interino al Doctor Eusebio D. Torres de la mano de Soto Escobar, el segundo lugar, y ambos vinculados con Antorcha Campesina y el PRI del Estado de México.

Todo esto pasaba mientras que el rector se encontraba en la inauguración de la Expo Café Orgullo Puebla. Sabiendo que Puebla tiene un gobernador poco afín a Antorcha Campesina, buscó respaldo y refugio en la inauguración en la expo de la Secretaría de Desarrollo Rural, donde no logró ni estar en el presídium. La secretaría no es excepción al estar repleta de gente con extracción y trayectoria chapinguera.

Su salida fue el trámite de un amparo federal, mismo que acompañó con el mensaje que la comunidad universitaria sería la única facultada para removerlo. Recomendación que tomó el Consejo convocando a un plebiscito virtual en estos días.

Mientras coexisten. Torres Quintana no ha tomado posesión, al no existir las condiciones, y esperará al plebiscito. A la vez, el michoacano Solís Ramírez buscó en Oaxaca apoyo del sector administrativo y parece ser encontró el respaldo del gobernador Alejandro Murat, entendiendo que para negociar con un priista necesita a otro, y el grupo oaxaqueño marca la pauta.

Chapingo tiene gran importancia, su influencia explica en buena manera la idiosincrasia agropecuaria del centro del país al formar al grueso de los profesionistas del campo.

Sin embargo, Chapingo nunca fue para Puebla.

Francisco I. Madero, que había estudiado agricultura en Maryland y Berkley en Estados Unidos, venía del mayor emporio agropecuario de Coahuila y quiso implantar el modelo de universidades. La revolución no lo dejó y Elías Calles fue quien estableció centrales agrícolas que enseñaran la técnica del campo.

En 1928 fue fundada la Escuela Central Agrícola Emiliano Zapata en Champusco, Atlixco. Debido a los cambios agraristas del país se vuelve Escuela Regional Campesina, y luego escuela normal rural. Hoy en día es la Escuela Secundaria Técnica No. 4 sin jamás alcanzar a rozar su objetivo.

Este fue el fin de la mayoría de los centros agrícolas del país. Un malentendido agrarismo que jamás pudo estar a la altura técnica y social para abatir la pobreza, y sigue siendo la fuente de muchos problemas del servicio público y privado comisionado al campo. Ni explotar la tierra ni al hombre, Chapingo marchitó a ambos.