El gobernador Miguel Barbosa Huerta ha sido enfático en que la renovación y depuración en los cuerpos policiacos es una tarea cíclica y de constancia, a fin de evitar malas prácticas, corrupción y hasta colusión con la delincuencia.
Justamente ese proceso está en marcha desde el arribo de la nueva administración en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) estatal, donde una depuración que era urgente y necesaria.
A ello se debe que recientemente se haya conocido de la baja de 50 agentes de la Policía Estatal y muy probablemente pronto se sabrá de más casos así.
¿Cuál es la razón?
Muy sencillo: No aprobaron las pruebas de control de confianza e incluso esos exagentes fueron considerados como perfiles de “alto riesgo” por lo que se instruyó la baja de forma inmediata.
Seguramente esto causará inconformidades en más de uno, dentro y fuera de la corporación.
Sin embargo, la verdad es que solo así se podrá encaminar al freno de la corrupción y contar en unos años con policías verdaderamente confiables al 100 por ciento.
Fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública estatal (SSP) afirman que ya están listos los nuevos policías que se prepararon en la Academia para sustituir a los salientes.
Se trata de mujeres y hombres jóvenes bien capacitados y con las pruebas de control de confianza aprobadas que pronto estarán en las calles.
¿Quiénes no tienen de qué preocuparse con estos cambios importantes?
Pues aquellos agentes que se realizan sus labores con rectitud, en apego a la legalidad, actuando en beneficio de los ciudadanos, porque al final los policías son los servidores públicos que mayor contacto tienen con los ciudadanos y deberían ser el reflejo de las mejores prácticas de los gobiernos, por eso es tan importante la depuración cíclica en las policías.
Ojalá que los cambios positivos en la SSP del estado sigan ocurriendo y muchos municipios deberían seguir el ejemplo, sobre todo en los próximos meses que comienzan las nuevas administraciones.
La covi-peda ya trajo consecuencias
Apenas la semana pasada le platicamos de una reunión entre integrantes del Partido Revolucionario Institución (PRI) con representantes de medios de comunicación en la llamada “covi-peda”.
Ahora, a dos semanas de haberse llevado la francachela, tenemos malas noticias: Ya se cuentan por lo menos a 15 asistentes contagiados del coronavirus SARS-CoV-2.
Mientras tanto, el líder estatal del PRI, Néstor Camarillo, se reunió esta semana con el presidente municipal electo, Eduardo Rivera Pérez.
Ojalá hayan tenido las medidas necesarias y solo se hayan quitado el cubrebocas para la foto.
La fiesta fue un afán de redención, reivindicación y congraciarse del presidente estatal priista, Néstor Camarillo, con cerca de 100 personas, más colados.
El despilfarro de recursos pasó a segundo término, ya que hubo desde cervezas Carta Blanca, hasta botellas de todo tipo.
Como se lo dijimos, la pachanga se organizó en medio de un serio repunte de contagios de Covid-19 y fue organizada José Luis Carranza, quien es parte del equipo de Javier Casique.
El junior o mirrey priista al igual que su líder, por medio de fiestas es como pretende llegar a las cúpulas de su partido.
La tertulia terminó avanzada la noche del viernes 9 de julio.
Lo malo es que los contagiados, llegaron a sus casas y continuaron la cadena de enfermos.
Diría que ahora los contagios caerán en su consciencia priista, pero no la tienen.