Faltan menos de dos meses para que la administración de Claudia Rivera fenezca, pero el gobernador Miguel Barbosa ayer dejó claro que ese no es motivo ni razón para dejarla hacer su voluntad.
Una supuesta demanda ciudadana terminó por ser la nueva razón de encono entre las administraciones estatal y municipal con un nuevo aderezo, un raspón para Lalo Rivera Pérez quien aún no recibe formalmente la estafeta pero ya fue colocado en el ring.
De acuerdo con el Ayuntamiento, la poda de 14 palmeras respondió a acciones solicitadas por los capitalinos, argumentando que las palmeras estaban “muertas en pie” desde hace años, sin embargo el gobierno estatal, a través de la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (SMADSOT), clausuró las acciones en el Barrio de Analco por provocar un “severo desequilibrio ecológico”.
Desde la mañanera, el gobernador le había puesto el cascabel al gato al advertir que la tala realizada en la víspera no estaba bien vista y que solicitaría una supervisión a la secretaría correspondiente.
Y la respuesta no tardó en llegar, por la tarde, se dio el comunicado oficial con la frase: “por lo cual hacemos un llamado a no difundir información falsa o ambigua, que desinforme a las y los poblanos”.
Así pues, la guerra de las palmeras, es la muestra real de que la tregua que vimos en los últimos 45 días concluyó y que las hostilidades regresaron.
Sobre la plaga que mató a las palmeras y que presuntamente fue la razón para retirarlas tanto de Analco como las que están marcadas en la avenida Juárez poco se habló y a como están las cosas, resulta difícil que la voz de alguna dependencia, estatal o municipal, pueda ser tomada con seriedad.
Al final sabemos que hoy fueron las palmeras y mañana será el sereno, pero el tiro está cantado y a Claudia se le viene la noche.
En boca cerrada, no entran moscas
Si el encontronazo con Miguel Barbosa le parece poco, le comento que la alcaldesa de Puebla también se encuentra en un frente cruzado con la presidenta del Congreso: Nora Merino.
Mientras la legisladora de Morena le pidió a Rivera Vivanco cerrar decorosamente su administración, la edil reviró con una acusación que difícilmente podrán sacudirse los diputados.
Palabras más, palabras menos, Claudia Rivera dijo que los diputados de la legislatura que está por concluir fueron unos zánganos que se olvidaron de atender las demandas sociales, entre ellas la solicitud de los familiares de personas de desaparecidas, que desde hace casi un mes mantienen un campamento en las inmediaciones del Poder Legislativo.
Las afirmaciones, que pueden no gustar, tienen mucho de realidad. En este espacio ya hemos comentado el cúmulo de pendientes que dejan los diputados, su improductividad no tiene justificación alguna.
Pero también es cierto que en la administración municipal el rezago es brutal y los pendientes que dejarán sin incontables.
De ahí que quizá ambas contendientes deban pensar en qué “calladitas se ven más bonitas”.
O para no entrar en temas subjetivos, mejor que apliquen aquello de que “en boca cerrada, no entran moscas”.