El registro en solitario de Néstor Camarillo, para repetir en la presidencia estatal del PRI, aunque lo quiera presumir, no es una muestra de unidad.

Por el contrario, es una muestra de su soledad.

Y es que el joven priista que dijo llegaría a cambiar los rumbos del moribundo partido en Puebla, nada más lo hundió más y no dio una en medio de traiciones, por lo que poco a poco se fue quedando solo con su soledad.

Ahora, una vez que se reelija, todos saben que realmente no será quien funja en la toma de decisiones del partido.

Solo será un administrador del PRI, un contador que trate de jalar algo de los vestigios para su molino.

Todo el mundo sabe que quien realmente tendrá las riendas es Jorge Estefan Chidiac, tanto en el partidazo, como en la escasa bancada tricolor en el Congreso estatal.

Por ejemplo, desde ahora el mixteco es quien tiene el contacto directo o interlocución con el gobernador Miguel Barbosa y no Néstor.

En tanto, Nestitor, se está dedicando a conseguirle chamba a sus cuates y cómplices en el próximo ayuntamiento de Puebla, que presidirá Eduardo Rivera Pérez.

Busca de todas formas mudar a los empleados de las oficinas del PRI en la Diagonal a Palacio Municipal.

Al menos a los que más pueda.

Quiere llenar de priistas el ayuntamiento, aprovechando que hicieron alianza en la pasada elección, incluyendo aviadores.

Claro, cada persona que coloque, tendrá que mocharse, así de simple, dicen algunas fuentes priistas.

Por eso, Nestitor se ha convertido en el office boy de Lalo Rivera.

Si no lo cree, nada más hay que echarse un clavado al timeline de sus redes sociales para ver cómo es el primer porrista, (con todo y pompones) del próximo presidente municipal panista.

Néstor será uno de los líderes del PRI más debilitado en su historia, quien solo depende su estancia de la complicidad que tiene con el líder nacional del tricolor Alejandro Moreno “Alito”.

Todo porque Alito, asegura que será el candidato presidencial del 2024. Pero esa es otra historia.

Pero también, el administrador priista, lucha contra su pasado, sobre todo porque aún es tema pendiente sus presuntos nexos con el huachicol.

Hay que recordar que fue presidente municipal de Quecholac, justo en los años del repunte del delito.

También tenía en contra un proceso por un presunto daño patrimonial al municipio, el cual asciende a 45.3 millones de pesos.

Incluso la Fiscalía General de la República (FGR) investigó sus posibles nexos con la banda de “El Bukanas” y de “El Toñín”, quienes se dedicaban al robo de combustible en su zona.

Y, sin embargo, ahí sigue.

Lo malo para Nestitor, es que ahora sin elecciones, no habrá negocio y sólo pasará a ser el administrador y mandadero de Lalo.

Tiempo al tiempo.