Era el año 1991, las elecciones federales se realizaron el domingo 18 de agosto, y con el resultado, el Partido Acción Nacional obtuvo 89 curules en la Cámara de Diputados, una de ellas, le correspondió a un joven que había estudiado para la política y que portaba una gran ilusión y esperanza por cambiar a México.

Por eso, hace 30 años rendí por primera vez protesta como legislador federal.

Iniciaba la segunda mitad del sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari y su partido, el que hasta ese momento era hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional, tenía 320 Diputados y Diputadas Federales.

Estaba muy cerca de tener la mayoría calificada para poder reformar la constitución, pero necesitaba de la oposición para que las reformas propuestas tuvieran la legitimidad necesaria frente a un gobierno altamente cuestionado por su origen electoral.

El grupo parlamentario del PAN con responsabilidad trabajó intensamente para construir esas reformas que nuestro país necesitaba y que fueron presentadas por el que, en ese entonces, se le reconocía como el gran legislador, el presidente de la república.

Menciono sólo tres reformas constitucionales que se aprobaron en esa legislatura porque me parecen no sólo las más importantes, sino también, las más emblemáticas.

La reforma al artículo 3º constitucional en materia de educación, para precisar la garantía individual del acceso a la educación; la reforma al artículo 27 constitucional para dar mayor certidumbre en la tenencia de la tierra a ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, y la reforma constitucional al artículo 130 en materia de relaciones iglesia-estado para reconocer la personalidad jurídica de las iglesias y agrupaciones religiosas.

Fue una legislatura muy productiva que le dio a nuestro país esas reformas tan necesarias.

A 30 años de distancia, el domingo 29 de agosto de este año, rendí protesta como Diputado Federal a la LXV Legislatura, como entonces, pertenezco al grupo parlamentario del PAN y ahora, somos 114 Diputadas y Diputados que trabajaremos intensamente por defender las instituciones que durante años hemos construido en este país; para defender la democracia y por supuesto, para defender el estado de derecho.

Como hace 30 años, llegó con una gran ilusión, pero ahora con la experiencia adquirida de 30 años en la vida pública, sabedor de que el momento que vive nuestro país, exige la responsabilidad en la actuación y el compromiso suficiente para buscar siempre lo que sea mejor para México.

Ser legislador es un alto honor que debemos respetar en todo momento.

Por mi parte, me declaro listo para la aportación en el debate de las ideas, para la construcción de los consensos que se necesitan y para el diálogo que fortalece el camino al acuerdo.