Qué tan tóxicas deben ser las amistades de Ignacio Mier para que en menos de seis meses dos de ellas dañaron considerablemente su imagen.

En abril, Nacho Mier intentó defender a ultranza a su correligionario Saúl Huerta al extremo de decir que no podían recriminarle al diputado federal porque el presunto delito se cometió fuera de San Lázaro, como quien dice, Mier exigía que la violación de los menores se consumara en la tribuna para que, entonces sí, pudiera condenar las acciones delincuenciales.

En el camino para el desafuero de Huerta Corona, frases como “deberían seguirle pagando” y el entorpecimiento para realizar el Juicio de Procedencia, fueron parte del actuar de Mier, quien demostró que antes que la justicia o su respaldo a las víctimas, estaba su cómplice político.

Ayer, otra amistad peligrosa cayó en manos de la justicia. Sandra Nely C. S., diputada morenista suplente por el Distrito 15 fue detenida junto con su esposo, el ex policía Federal de Caminos, Jesús P, durante un operativo en Tecamachalco.

En el Facebook de Sandra Nely, se pueden apreciar fotografías de la campaña reciente en donde Ignacio Mier le acompaña, la cobija y hasta le levanta la mano.

La morenista también contó con el respaldo del hijo de Mier, Nachito, quien se alzó con la victoria en el ayuntamiento y será el presidente municipal de Tecamachalco, una de las demarcaciones que conforman el Triángulo Rojo.

A Sandy, como se hacía llamar la hoy detenida, le encontraron un arsenal que difícilmente podrá explicar y que incluyó desde granadas hasta armas largas y cortas.

Resulta poco creíble que el hombre que comanda a los morenistas en San Lázaro desconociera de las bajas pasiones de su compañero de bancada Saúl Huerta y también de las razones por las cuáles una diputada suplente almacenaba en su casa tal arsenal.

Dime con quién andas y te diré quién eres, reza el refrán popular. El cual aplica perfectamente a Ignacio Mier, su hijo y futuro alcalde de Tecamachalco y hasta su hija Daniela, a quien también colocó como plurinominal en el Congreso de Puebla.

Bien dicen que Dios los hace… y ellos se juntan.

De reversa Presi… de reversa…

No fueron los padres de los 43 normalistas desaparecidos, tampoco los familiares de los menores con cáncer que batallan para conseguir los medicamentos, fueron los niños que reclamaron su derecho a la salud quienes doblaron e hicieron recular a AMLO.

Después de los señalamientos que se ganó su gobierno y las infames declaraciones de Hugo López-Gatell sobre las vacunas que los niños “les robarían” a los adultos, Andrés Manuel salió a decir que sí, que siempre sí, que un millón de menores con comorbilidades serán vacunados.

La determinación es sin duda un respiro, una buena noticia, aunque claro está, el orgullo del habitante del Palacio jamás le permita reconocer que se trata de una batalla perdida.