Un enorme negocio se está realizando a costa de los poblanos con las troncales y alimentadoras de RUTA. El fraude o daño patrimonial al estado no puede explicarse sin la complicidad de alguien en Carreteras de Cuota de Puebla.

Desde hace años hemos señalado las irregularidades que Rafael Moreno Valle cometió para ahorcar a los concesionarios e imponer la creación de un sistema de transporte que no resolvió los problemas de movilidad de los poblanos.

Este lunes, Intolerancia Diario revela lo que podría ser el mayor fraude, en muchos años, al erario poblano.

A través de un complejo sistema, los concesionarios de las líneas 1, 2 y 3 de RUTA cobran una tajada “extra” de los famosos subsidios. Un moche que mes con mes y desde hace años ha engrosado de manera burda el bolsillo de “alguien” o de varios personajes.

Entre las bondades que Rafael les ofreció a los empresarios que operan las líneas de RUTA se encontraba el subsidio que pagaría el gobierno, esto, presumió el exgobernador, permitiría garantizar que el negocio fuera rentable para los inversionistas y daría a los poblanos un transporte de calidad con costos bajos. Mentira, tras mentira.

Pero el subsidio terminó por ser la gallina de los huevos de oro.

El reportaje citado muestra que aún cuando todas las unidades trabajaran 18 horas al día, sin detenerse un solo minuto y sin sufrir ningún contratiempo como marchas, choques, tránsito o averías, sería materialmente imposible que recorrieran el número de kilómetros/vueltas que dicen haber realizado.

Tan sólo en enero de 2020, entre las troncales de las tres líneas, se exageraron los kilómetros al grado de que el estado terminó por pagarles 7.7 millones de pesos más.

Esta cifra, por demás conservadora, llegaría a los 92 millones de pesos en un año. Ahora multiplíquelo por al menos cinco años y luego duplíquelo para incluir las alimentadoras.

Estaríamos hablando que en un lustro los poblanos les hemos regalado 462 millones de pesos a ¿a?... Ese es el problema. Ni siquiera sabemos en la bolsa de quién están quedando esos millones de pesos, que mes con mes siguen erogándose.

Para nadie era una sorpresa que Rafael era bastante hábil para hacer negocios a costa del erario, lo sorprendente es que después de tantos años, este lucrativo y silencioso negocio continúe sin que exista una sola investigación al respecto y menos aún, algún responsable.

Muchos involucrados

En este enredo está claro que deben existir corresponsables tanto en la parte de los concesionarios -Corredor Insurgentes (CISA) de Jesús Padilla Zenteno y la firma TAPTA Transportes, filial de Autobuses de Oriente (ADO)- como en Carreteras de Cuota de Puebla, donde sin mayor reparo aprueban los pagos de kilómetros, que como ya dijimos, es materialmente imposible recorrer.

¿De verdad nadie se ha dado cuenta que las unidades no podrían cumplir con sus recorridos de más de 18 kilómetros en 90 minutos exactos?

¿Nadie se ha preguntado cómo es que si sólo operan de 5 a 23 horas, recorren distancias que obligarían a las unidades a funcionar 24 horas o más?

Ya sea por ignorancia o por omisión, pero en este negocio hay muchos responsables. ¿Caerán?

Veremos y diremos.