Longganisa y buena parte de la comida filipina tiene asentada su sabor en el axiote. La comida del sur de Italia es una bacanal romana de jitomates con aceite de olivo. El desayuno británico son frijoles, mientras que el continente africano almuerza ugali, nsima o fufu hechos de maíz y hervidos en agua o leche.

Las contribuciones de Centroamérica a la alimentación global son por todos reconocidas y ensalzadas. Tan solo el maíz es el cultivo más sembrado en el mundo.

Puebla, el espacio territorial que ocupa hoy día, y sus habitantes, las varias naciones indígenas que nos antecedieron, tienen un lugar privilegiado en la historia, y opaco en el futuro.

El aguacate nos permite ejemplificar la desdicha poblana.

En el valle de Coxcatlán, en el homónimo municipio de la zona de Tehuacán, está una cueva que muestra las evidencias más antiguas del consumo de aguacate, de hace unos ocho o nueve mil años.

Atlixco fue la cuna de la variedad Fuerte, que tuvo el mercado por más de 75 años hasta la aparición de la dominante actual, el Hass. Este mismo valle, que involucra municipios como Tochimilco, Huaquechula o Atzitzihuacán, se reconvirtió hacia la variedad que demandaba el mercado.

En los últimos tres años, con datos que llegan hasta 2020, la superficie de aguacate sembrado se ha estancado en Puebla. Disminuyó realmente, pero bajar de 1.4 a 1.2 por ciento de participación nacional ya dice suficiente.

Michoacán, el estado definición del aguacate, sumó once mil hectáreas para quedarse con siete de cada 10 parcelas del oro verde del país.

Sembrar aguacate es sinónimo de negocio para exportar a Estados Unidos, o al menos ahí están las ganancias, aunque los mercados de Asia y Europa no son tan atendidos por México en general.

Sin embargo, no es tan fácil por cuestiones fitosanitarias y solo aguacates del estado de Michoacán tenían permiso para pasar el río Bravo.

O al menos así era hasta el martes pasado cuando SENASICA, Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, y su contraparte norteamericana APHIS, firmaban un plan de trabajo para exportar aguacate de Jalisco en abril de 2022.

Jalisco y una verdadera política agropecuaria de exportación lograron abrirse el mercado más relevante de frutas y verduras frescas. El otro, frutillas como fresas, frambuesas, y zarzamoras, ya lo tienen consolidado desde el año pasado y dirigen el crecimiento del país.

Las bondades geográficas de la Sierra Madre Occidental siempre se han citado en el éxito de la agricultura del Bajío como una barrera física de enorme ayuda para el control de plagas, y bien pudiera ser el caso para el siguiente estado a ser admitido para exportar, Nayarit. Pero que sea el Estado de México el otro nombre nos indica que es un tema de capacidades y voluntades.

Puebla tiene condiciones para declarar zonas libres de gusano barrenador y exportar a Estados Unidos, era ya un trabajo que había encaminado el hoy consejero Bonilla Zarrazaga del Instituto Electoral del Estado para las regiones de Atlixco y Huaquechula.

Fobias e incapacidades que cortan procesos, y peor, menosprecian y desperdician potenciales.

La cueva de Coxcatlán también presenta las evidencias más antiguas de consumo de maíz y calabaza, que junto a frijoles y chiles permitieron el desarrollo de la milpa y el sustento de civilizaciones.

Entre Puebla y Tlaxcala se domesticó el amaranto, vital por su aporte nutricional y significado religioso a las naciones del centro del país.

La majestuosidad totonaca encontró su máxima fineza sensorial al cosechar la orquídea de vainilla en el Totonacapan, compartido en partes iguales con Veracruz. Agaves de un tipo, con Hidalgo y Tlaxcala, y de otro hacia Guerrero y Oaxaca, nos dieron pulques y mezcales.

Puebla ha menospreciado su pasado indígena y agropecuario desde siempre. Platica poblano, mientras yo te gano, nos van diciendo el resto de las entidades desde entonces.