Al presidente Andrés Manuel los muertos comienzan a apilársele. A los cientos de desaparecidos en el país y de personas fallecidas en actos violentos, como las masacres que dice que ya no existen, se suman los cientos de miles de mexicanos que han perdido la vida ante la pésima gestión de la pandemia.

Pese a que recientemente se contagió por segunda vez y tener a la mano datos oficiales, AMLO se niega a reconocer lo que la ciencia hace evidente: estamos en la antesala de una ola de muertos por Covid.

Para el presidente, los miles de contagios que se han registrado en los últimos días, rompiendo cada tercer día las cifras históricas, no aumentarán las hospitalizaciones y peor aún, tampoco habrá muertos por esta cuarta ola de Covid.

Yo creo que con esta nueva variante (Ómicron) no hay muchos riesgos. No van a aumentar las hospitalizaciones, hay hospitalizaciones pero no están aumentando mucho y lo más importante: no vamos a tener más fallecidos”, dijo en un videomensaje desde su escritorio en Palacio Nacional.

¿No vamos a tener más fallecidos?

Pues una semana después de su exabrupto, llevamos más de 630 muertos en sólo dos días.

Con un cinismo alarmante, es como el presidente desdeña un hecho irrefutable, que ante un número tan alto de contagios, es de esperarse que las cifras de hospitalización e incluso la saturación de espacios médicos será mayor a la que vivimos en las olas anteriores.

Y ante más personas saturando los hospitales o peor, esperando ser atendidos, lo lógico es considerar que muchos de estos enfermos fallecerán.

López Obrador también reniega de la experiencia europea que indica siempre con uno o dos meses de antelación lo que sucederá con la incidencias de contagios y muertes.

Ese pésimo mensaje también le envía a sus fanáticos una terrible idea, una que ha manejado de manera irresponsable: Ómicron no es grave.

Y así, sus huestes insisten en no asistir a vacunarse, en dejar de usar el cubrebocas y en salir a la calle, incluso sin tener la necesidad de hacerlo.

Por menos de eso a la ministra de Salud de Perú la dejaron con las patitas en la calle y de paso la inhabilitaron por 4 años tras asegurar que los asintomáticos no contagiaban… sólo cuando respiraban.

Bien nos serviría a los mexicanos tomar el ejemplo y exigir que quienes son los responsables de gestionar la pandemia en nuestro país sean personas que antepongan la ciencia a sus filias y fobias.

Ojalá evitar la muertes por Coronavirus en México, que hasta ayer sumaban oficialmente 302 mil 112 vidas, 302 mil 112 familias enlutadas, fuera tan fácil como decretarlo desde Palacio Nacional, por desgracia, la necia realidad insiste en contradecir al tlatoani.