El caso del bebé Tadeo seguirá dando mucho de qué hablar. Actualmente tenemos dos versiones que circulan en un intento de explicar qué pasó. Una es que el robo del cuerpo del menor de tres meses, se habría utilizado para la santería, cosa que no se descarta, pero para ese tipo de ritos se requieren velas, pinturas y hierbas para limpias –no como las que se comercializan comúnmente en el Cereso-.

La otra hipótesis apunta a que el principal objetivo fue sembrar el cuerpo de Tadeo en el penal para que fuera descubierto y así generar una crisis al interior del Cereso, que además de cambiar las reglas en San Miguel, causaría una percepción de enorme inseguridad e indignación en la sociedad, no sólo de Puebla, sino nacional e internacional.

Sin caer en especulaciones, es claro que el gobierno del estado ha tocado algunos intereses de políticos e incluso de empresarios y en esa red que existe de corrupción, surgen las ideas más descabelladas como el robar un cadáver y sembrarlo.

Esta idea no es nueva, recordemos que fue el fiscal del caso Ruiz Massieu, Pablo Chapa Bezanilla, quien contrató a la vidente “La Paca”, para sembrar un cuerpo, señalando que se trataba de Manuel Muñoz Rocha, presunto homicida del priísta.

Regresando a Puebla, quienes decidieron ingresar el cadáver, buscarían que el penal de San Miguel sea prácticamente una tierra de nadie, pues es difícil controlar el lugar cuando el hacinamiento y otras carencias están presentes día con día.

Decir que el problema de la sobrepoblación es responsabilidad de los últimos gobiernos sería una mentira, se trata de un tema que tiene décadas y que no se resolvió con la construcción del penal de Tepexi.

Y para muestra un poco de historia.

El 4 de mayo de 1988 se registró un motín en el Cereso de San Miguel. El subsecretario de gobernación Ramón López Rubí, ya fallecido, ante la desesperación por resolver el conflicto, ya que al día siguiente llegaría el presidente Miguel de la Madrid a inaugurar la Central de Autobuses, se le ocurrió que los reporteros que cubrían la nota fueran los negociadores y los metió al penal.

Ahí estuvieron dos reporteros de esta casa editorial: Alfonso Ponce de León (QEPD) y Francisco Sánchez Nolasco.

En esa ocasión, el vocero o líder de los internos era Jorge Pellegrini Poucel, condenado por el asesinato de militares, también estaban algunos secuestradores y toda la mafia que tomó el control del penal.

En 1995 se dio otro motín. Los grupos peleaban el poder. En esa ocasión tuvo que entrar el ejército sin disparar una sola bala para retomar el control del penal.

En esas fechas a la única mujer que respetaban era La Madre Felipa, capaz de regañar hasta al peor homicida.

Pero anteriormente a San Miguel hubo problemas en San Juan de Dios que era la cárcel estatal. Ahí hoy se encuentran las oficinas del Sistema DIF. También los hubo en la penitenciaría de San Javier. Ambos lugares dejaron de operar en 1985, cuando se decía que San Miguel sería la solución.

El tema de las cárceles es complejo y se requieren nuevos y efectivos penales, pero eso cuesta mucho dinero y pasarán años para tener centros de verdadera reinserción donde no prive la corrupción, como los de Estados Unidos.

¿Será esto posible? Veremos y diremos.