Para no variar en el show de la Mañanera, Andrés Manuel López Obrador tuvo una nueva puntada.
Ayer sacó un pañuelo blanco para pedir tregua y decir que todo lo que observó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y que suma 48 mil millones de pesos, se va a aclarar.
Más allá de que se ve muy difícil que el gobierno de AMLO pueda explicar en qué y cómo se gastó 48 mil millones de pesos, lo preocupante es que el pañuelo se veía percudido, como si en lugar de blanco fuera gris, como la Casa Gris.
A unas semanas de que López Obrador inaugure su “campo de aviación” Felipe Ángeles, con todo y sus sanitarios del Chavo del Ocho, la ASF denunció que en la obra del nuevo aeropuerto desaparecieron 6 mil millones de pesos en materiales.
La justificación que dio el gobierno, que presume que acabó con la corrupción, es que esos materiales “extraviados” se donaron porque “eran desperdicio”. ¿Usted donaría 6 mil millones de pesos?, ¿les cree que esas varillas, arena, cemento, eran “desperdicio”?
Yo tampoco.
Y si lo fueran, entonces lo grave sería conocer qué tipo de proyecto considera el desperdicio de 6 mil millones de pesos en materiales como “normal”.
¿Recuerdan que hace unos días hablamos de la Comisión Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) creada en los sexenios populistas de Echeverría y López Portillo?, pues López Obrador creó la dependencia Seguridad Alimentaria Mexicana, misma que no ha justificado más de 5 mil 640 millones de pesos.
En esta dependencia, se dice que los siervos de la nación e integrantes de la 4T se estuvieron sirviendo con la cuchara grande, realizaron compras fantasma y ahora simplemente no saben a quiénes les pagaron. Eso pasa en el gobierno donde “la corrupción ya no existe”.
Hay más.
Un caso que llama la atención es el de Ana Gabriela Guevara, quien se puso muy exigente con los resultados de los atletas que participaron en los Juegos Olímpicos de Invierno y prácticamente dijo que piensa quitarle la beca a Donovan, el joven que llegó a la final en patinaje artístico y estuvo a nada de traerle una medalla al país, presuntamente por la austeridad.
Sin embargo, este concepto de austeridad no se aplica de manera equitativa en la dependencia de Guevara porque la ASF le detectó a la destructora del deporte en México, irregularidades por 377 millones de pesos.
Aunque la Conade continúa recibiendo un buen presupuesto este no se ve reflejado en el verdadero impulso al deporte y son los propios deportistas de alto rendimiento, quienes tienen que buscar patrocinios para no detener su carrera.
De acuerdo con la Auditoría, hay contratos por más de 44 millones de pesos que se hicieron por medio de adjudicación directa sin justificación, otros 12 millones gastados carecen de documentación. Y si recordamos la columna del pasado viernes, lo mismo hizo Guillermo López Portillo: despilfarrar el dinero en el área deportiva.
Ya lo decíamos López Obrador bien podría ser el orgulloso nieto de López Portillo ya que repiten las mismas fallas.
La Casa Gris de su hijo, las obras mal hechas y a sobre costo, así como las licitaciones directas, suman una piedra más para lapidar el discurso de anticorrupción que tanto presume el presidente.