Los dueños de la zona del cerro de Amalucan, los alemanes Juan Hans Guenther Petersen Windmayer y Julio Dirk Petersen Widmayer, están de fiesta.  

Y es que no solo les ha ido muy bien con la venta de departamentos de 1 millón y medio de pesos cada uno, sino que ahora ya tienen la puerta abierta para seguir construyendo.  

Hasta ahora el proyecto inmobiliario de San Juan han vendido 120 apartamentos de 60 metros cuadrados, ubicados en tres torres de 40 cada una.  

Solo quedan cinco por vender.  

Además, ya se avanza con el 70 por ciento de la obra de al menos 360 depas más, que ya tendrán un costo menor a un millón de pesos.  

Claro, no nada más son edificios, sino todo un clúster con proyecto de casa club con alberca.  

Y todos con vista a nuestra estatua de la Victoria, copia de la de la Libertad de Nueva York.  

En tanto, el cabildo de la capital de Puebla, el pasado fin de semana tuvo que aprobar la construcción, luego de que los dueños ganaron un litigio tras la clausura que les hizo la administración de Claudia Rivera.

Hans Guenther, había logrado los permisos, luego de que el ahora finado ex gobernador Rafael Moreno Valle, le arrebatara terrenos para el parque de Amalucan.  

Porque realmente no donó nada, él mismo lo ha dicho entre cuates.  

Luego, al ser muy amigo del ex gobernador Tony Gali, todo fluyó tranquilamente y empezó el proyecto inmobiliario, hasta que llegó Claudia Rivera y trató de echarlo abajo.  

Sin embargo, en 2019 logró el amparo de un juez, el que finalmente sentenció que la obra seguiría.  

Ahora con Eduardo Rivera, ya se aprobó.  

Con todo el éxito en las ventas y ahora en los tribunales, todo parece indicar que seguirán los desarrollos inmobiliarios en la zona.  

Sólo quedará el parque de Amalucan como vestigio de lo que fue una zona boscosa en Puebla, pero siempre con dueño.  

Tiempo al tiempo.  

Geno y otra derrota  

La ex presidenta del Partido Acción Nacional (PAN) en Puebla, Genoveva Huerta, recibió malas noticias, al perder un recurso más contra la elección de Augusta Díaz de Rivera.  

La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por unanimidad desechó su queja. Ahora solo le queda uno, y va por el mismo camino.  

Tal vez por la muina se dio su vuelta por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).  

En el IMSS la saturación de pacientes a quienes se les trata en una silla de sala de espera, todos vestidos solamente con bata, es un problema que lleva muchos años.  

Esa experiencia la viví en carne propia hace más de 12 años, cuando me mal diagnosticaron una apendicitis, que finalmente no tuve.  

Fue una noche de sufrimiento, con dolor y sentado en una banca al lado de decenas de personas en la zona de urgencias del ahora extinto hospital San Alejandro.  

Lo mismo había personas de muy avanzada edad, que menores con sus madres, jóvenes, adultos, mujeres y hombres, la mayoría conectados a sus sueros, aguantando dolores y cansancio.  

Pocos eran los que estaban acostados en una camilla en el mejor de los casos, mientras médicos, la mayoría muy jóvenes de servicio social o residencia, iban y venían, algunos con papeles, otros platicando entre sí, como si no existiéramos.  

Esa situación sigue y sigue y nadie la ha detenido, ni la famosa 4T.  

Lo malo es cuando se quiere lucrar políticamente como lo hizo la diputada Genoveva Huerta, quien subió un video, sin recato alguno de por lo menos tapar las caras de los pacientes.  

Claro, culpó al actual gobierno federal de la situación y en parte tiene toda la razón, que no se ha detenido y el mal servicio continúa diariamente.  

Lo malo es que de repente se dio cuenta de cómo están las cosas, pero jamás acusó algo así cuando estaba en el poder, sobre todo en el morenovallismo de donde surgió.  

Está bien que acuse que las cosas siguen igual o hasta peor, lo que no está bien es que apenas lo haya hecho en un claro lucro político, porque realmente los pacientes no le interesan.  

Si le interesaran, simplemente en su tiempo pudo denunciar como estaban los hospitales vacíos de equipamiento y sin médicos que se crearon en el gobierno de Rafael Moreno Valle.  

Pero obviamente, en ese tiempo no hubo videos, ni acusaciones.  

Pena ajena.