La pandemia nos obligó a adaptarnos, a realizar cosas distintas, desarrollar nuevos hábitos y algunos se transformaron en virtudes.
Al inicio de los confinamientos de hace dos años, la Sala de Conciertos Digital de la Orquesta Filarmónica de Berlín abrió su plataforma para que los aficionados a la música clásica pudieran escuchar sus conciertos de manera gratuita.
Nos mostró un mundo nuevo. Profundizamos en compositores, vimos a directores desde Herbert von Karajan hasta Kirill Petrenco, pasando por Claudio Abbado y Zubin Mehta, además de descubrir a grandes solistas.
Cuando terminó la promoción de la Sala Digital, Paloma, mi esposa, decidió suscribirse a la plataforma y desde entonces vemos con regularidad los conciertos de la que quizá es la mejor orquesta filarmónica del mundo.
Le había prometido a ella que, en cuanto tuviéramos oportunidad –y juntáramos los suficientes ahorros para cruzar el charco– la llevaría a conocer en vivo a sus músicos favoritos. Mientras escribo esta nota, ella hace las maletas para emprender el viaje.
Iremos a Berlín vía Arles para ver toros en la feria de la pascua en la emblemática localidad francesa, una de las ciudades que más atrajo a Picasso en los años en los que vivió en Francia.
El artista malagueño estaba enemistado con el régimen de Franco y no podía pisar España. Arles, la campiña de la Provenza y su actividad taurina le recordaban sus costumbres así que viajaba con frecuencia.
Picasso tenía tal atracción por la zona que regaló 57 dibujos al Museo Réattu. He visto obra del maestro en sus museos en Barcelona, en Málaga y en una exposición temporal con la que me topé en un viaje por los alrededores del Lago de Como. Así que ansío llegar a Arles para visitar el Réattu, que también conserva obra pictórica de artistas locales.
Arles, ciudad bañada por el río Ródano, fue fundada por los griegos en el siglo VI a.C. Fue conquistada por Julio César y hoy es la ciudad con mayor número de monumentos romanos después de Roma.
Entre ellos destacan las "Arenes d´ Arles", que tanto fascinaban a Picasso. Las "Arenes d´ Arles" fueron construidas a finales del siglo I, tienen sesenta arcos que se entrelazan y capacidad para 25 mil espectadores cuando se celebran conciertos y se añaden sillas en el ruedo.
Los toros no fueron lo único que le llamaban la atención de Arles a Picasso. Frecuentaba la ciudad porque ahí Van Gongh había realizado algunas de sus obras más importante. "La Noche estrellada", "Los girasoles" y cientos de pinturas más fueron inspiradas y llevadas a cabo en Arles.
El pintor holandés también fue a los toros. Y en uno de los momentos más dramáticos de su vida pintó las "Arenes d Arles". En aquella época, Paul Gauguin vivía con él en la casa amarilla y parece que lo hizo recordar y pintar de memoria sus impresiones sobre la corrida.
Van Gongh asistió a los toros en la Pascua de 1888. El espectáculo le causó una gran impresión. En el cuadro se observan combinaciones de colores entre los que destacan verde, amarillo, rojo, rosa, azul que dan una sensación festiva.
La acción de toros y toreros es de importancia secundaria en el cuadro, se observan sus figuras difuminadas en la esquina superior derecha.
Pero el ruedo, como punto amarillo brillante en la escena, sobresale en la composición total resaltando que es el espectáculo taurino es lo que reunió a la multitud.
Ante la emoción de ir tras las huellas del arte, imagino al director Kirill Petrenko, a la soprano Asmik Grigorian, los dibujos de Picasso, los monumentos romanos de Arles, la arquitectura de la "Berliner Philharmonie", donde la acústica es tan buena que se dice se puede distinguir cada uno de los instrumentos desde cualquiera de los asientos, tanto cercanos como lejanos.
Pero lo que no me deja dormir de la ilusión son los artistas que se vestirán de luces y partirán plaza en las "Arenes d´ Arles".
Mi papá decía que los viajes se disfrutan en tres momentos distintos: cuando se planean, cuando se viven y cuando se cuentan. Así que si usted, amable lector me lo permite, la próxima semana le estaré reseñando mis emociones.