La defensa que realizó Alejandro Armenta de la Ley Minera demostró que es más redituable llegar a consensos y reconocer realidades que montarse en que una reforma pasará sin moverle “ni una coma” porque lo dice el presidente.
Ante los primeros señalamientos de la oposición, Alejandro Armenta reconoció que con la Ley Minera no se nacionalizaría el litio. Lo hizo incluso contraponiéndose al discurso oficial de AMLO.
Detalló con paciencia que lo que se proponía en la reforma era que el país fuera el encargado de la perforación y extracción y que serían terceros a quienes se les vendería para que puedan procesarlo.
Con ese detalle neutralizó a la oposición y de manera inteligente cambió el paradigma, demostrando que antes que imponer se deben ofrecer razones y argumentos.
El giro en el discurso evitó una nueva confrontación directa con la oposición. Evitó ser radical y sin decirlo, logró que pasara la propuesta sin cambios.
Con este oficio parlamentario Armenta ganó bonos, los mismos que de manera contrastante perdió Nacho Mier cuando de manera bufona intentó imponer la Reforma Eléctrica que al final lo electrocutó.
Ambos ejemplos dan cuenta de cómo parlamentariamente hay un abismo entre uno y otro y eso puede costarle muy caro a Mier y continúa subiendo los bonos de Armenta.
Como lo dije ayer en este mismo espacio, eso no le garantiza a ninguno ni la candidatura de 2024 ni una derrota anticipada, faltan muchos minutos para la decisión final, pero ciertamente amplía cada vez más las distancias.
Una lucha que no acepta colores
La lacerante pobreza que cada día se incrusta más entre las familias poblanas fue uno de los temas abordados ayer en el Centro Expositor.
El mensaje fue claro: los colores partidistas están fuera del combate a ella. Se deben reconocer todos los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de los poblanos, vengan de donde vengan.
En pocas palabras el gobernador reconoció el trabajo social de la izquierda, pero también el que realiza la derecha y el de quienes están en el centro.
En el importante evento estaban presentes legisladores de Morena, PT, PAN y PRI, que por cierto estuvieron intercalados, dando una señal en contra del odio, ese que tanto exacerban en la federación.
Fuerte fue el mensaje de ver sentados codo a codo al panista Mario Riestra y al morenista Alejandro Carvajal, quienes tras escuchar el conciliador mensaje salieron platicando juntos.
Las legisladoras de distintos partidos también replicaron el ejemplo y viajaron en una misma camioneta.
Ahí está la diferencia entre confrontar y sumar. Las crisis hay que manejarlas con cabeza fría.