Mientras en el norte del país un padre enterraba a su hija y otro más cargaba el mismo féretro de Debanhi para visibilizar la búsqueda de Yolanda Martínez, a los morenistas les dio por lanzar campañas y discursos de odio.

Lejos de sumarse a las marchas para exigir que cesen los feminicidios, los lopezobradoristas siguen el ejemplo de su mesías y generan cortinas de humo para tratar de acallar los gritos de justicia que no quieren escuchar en el Palacio Nacional.

El Festival por la Soberanía Nacional lo mismo sirvió a los morenistas para hacerse promoción que para lanzar discursos incendiarios, llenos de odio y hasta para aventarse un bailecito.

En la CDMX se emitieron violentos discursos en su “festival” y en Puebla las agresiones pasaron de la tribuna y las redes, a los parques e instalaciones oficiales.

La arenga de Nacho Mier donde pide “fusilar pacíficamente” a la oposición y advierte que se instalarán paredones “pacíficos” con los rostros de 223 legisladores que no votaron igual que él es gasolina pura.

Al cacique de Tecamachalco se le olvidó que es líder de la bancada mayoritaria y que estaba en una plaza pública o simplemente no midió el impacto de sus palabras.

Y en la Angelópolis las cosas tampoco marchan bien. Las fotografías de los diputados de oposición que valientemente votaron en contra de la Reforma Eléctrica fueron pegadas en calles del Centro Histórico y “publicitadas” por morenistas que despotricaron contra quienes no siguieron las órdenes del inquilino de Palacio Nacional.

El discurso oficialista en contra de la oposición aunado al fanatismo comienza a generar conatos de violencia, que de no frenarse ya terminaremos lamentando todos.

Los que hablan de amor a la patria le están prendiendo fuego.

Una prueba de ello es que el diputado Iván Herrera Villagómez, así como el regidor Leobardo Rodríguez serán demandados penalmente por los daños que sus seguidores causaron a las oficinas del PAN municipal en la capital.

Se dice que hay pruebas contra el diputado y el regidor que demuestran que habrían estado detrás de la manifestación y los grafitis. Además de que habrían utilizando días y horas hábiles para promocionar la Consulta Popular para la Revocación de Mandato.

El fanatismo es difícil de controlar y las agresiones se pueden detonar en cualquier momento. Ahí están los repudiables casos de personal médico que fue bañado con cloro en plena ola de Covid.

Estas agresiones obligaron a los médicos a salir de sus centros de trabajo vestidos con ropa de calle, sin portar nada que los identificara como parte del ejército blanco.

¿Se imagina el caso de los diputados que podrían ser agredidos por ciudadanos que escucharon a un ignorante decir que son enemigos?

Ojalá que no suceda, como sí ha ocurrido con representantes de la prensa a quienes AMLO atiza cada mañanera, pero si llegaran a lesionar a algún diputado, o a su familia, qué harán quienes han incitado al odio.

¿Normalizar la violencia como lo hizo Andrés Manuel con el feminicidio de Debanhi, diciendo que "En todos los estados hay hechos lamentables. En casi todos"?

¿Poner la otra mejilla?

¿Decir que es culpa del neoliberalismo, los conservadores y hasta de los presidentes anteriores?

Seriedad señores, México está ensangrentado.