A diferencia de Estados Unidos que sigue intentando hacer justicia por uno de sus agentes muerto en suelo mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador prefiere que la muerte –por accidente o asesinato- de 14 marinos en Los Mochis, Sinaloa, “se olvide”.
Para acallar la tragedia que enluta a 14 familias mexicanas AMLO se enfrasca en el tema de si los agentes gringos participaron o no en la detención de Caro Quintero y en el colmo del cinismo afirmó que desconocía por qué razones o delitos se buscaba al famoso narcotraficante.
A López Obrador le puede molestar que alguien le recuerde que él mismo dijo que no se permitiría el intervencionismo militar de Norteamérica, pero sin duda le enfadaría mucho más tener que reconocer que su gobierno no ha sido capaz de proveer y garantizar la seguridad de nuestras Fuerzas Armadas.
Que los delincuentes y los capos de la droga están tan infiltrados en los cuerpos de seguridad que es prácticamente imposible sacar con vida a los marinos que capturaron al hombre más buscado por la DEA.
AMLO no quiere responder, pero sabe que como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas es el responsable, entre otras cosas, de la seguridad y la vida de los hombres y mujeres que enfrentan las misiones para que él se cuelgue las estrellas en su mañanera.
Y si para cumplir los acuerdos que doblegadamente le aceptó a Biden requiere sacrificar a 14 marinos de elite lo hará sin pensarlo, total más vidas se han perdido en su cruzada de “abrazos no balazos”.
Así el pensar de un hombre que pasó de presumir que el pueblo lo protegía a utilizar a las “Adelitas” como guardia personal y a amurallar el Palacio Nacional.
¿Y Manuel Bartlett?
Desde febrero de 1985 tras el asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, el nombre del hoy director de la CFE, Manuel Bartlett, se ha ligado al crimen.
Hay testigos que aseguran que el exgobernador de Puebla habría estado presente en la tortura al exagente de la DEA.
Por esa y otras especulaciones la senadora del PAN, Kenia López, exigió que sea el propio Bartlett quien explique los nexos que guarda con el caso del agente Camarena.
La captura de Caro Quintero también podría ser una reacción en cadena que llegara hasta uno de los hombres que AMLO ha defendido a capa y espada, aunque a Manuel Bartlett se le ha cuestionado su riqueza inexplicable.
Si la corrupción no ha sido suficiente para que López Obrador lo excomulgue de su edén habrá que ver si las investigaciones de la DEA no le explotan en las manos.