Como de Bambi se le pusieron las piernitas al todavía jefe de Morena en Puebla, Aristóteles Belmont, quien de un plumazo dejó de ser el hombre de confianza de la dirigencia nacional pa’ convertirse en un verdadero estorbo.
Ahora sí el filósofo del desastre no sabe ni dónde meter la cabezota, en espera de la chifladera de máuser que le estará poniendo su patrón, Mario Delgado Carrillo, tras el reverendo chou que dio en las elecciones internas morenistas.
Como quien dice, el Aristo terminó siendo el payaso de las cachetadas, ni las manos supo meter, pa’ no verse víctima de la derrota de su causa.
Y es que pa’ nadie es un secreto que la dirigencia estatal, por órdenes del CEN, buscó hacerle sombra al góber en los comicios morenistas, aunque la Netflix, las canicas no le alcanzaron ni pa’ mover el agua de un vaso.
Pos viendo la causa perdida, ya nomás le queda limpiarse las lagrimitas y encomendarse a la Virgencita pa’ que no le lluevan más trancazos.
Ni qué decir el colmo de males, mis carnales, pos hasta en las derrotas de espaldas planas hay maneras, mínimo dar tres patadas al aire y hacerle al cuento pa’ medio defenderse.
Pero nel, banda, el Aristo hizo el perro oso de sentirse Juan Camaney y prometerle a su patrón, que apenitas tronando los dedos pasarían como cuchillo en mantequilla todos sus cuadros.
Menuda sorpresota se llevó cuando la realidad le pegó donde duele: en el meritito orgullo, al darse color que de dirigente de cartón no pasaba.
Por cierto, banda, me cuenta mi chismoso morenista que el Aristo anda bien ardilla con su derrota, que de plano se anda haciendo el perdidizo y que ni llamadas contesta. Mucho menos a los valedores de la prensa, que buscan hacer su chamba.
En una de esas termina siendo el gallito que presumía en las conferencias que se sacaba de la manga. Es más, apenitas un puñado de militantes lo ha topado, pos cuentan que anda viendo cómo justificar el hoyo negro y las cuentas que estará entregando.
Y si a esas vamos, que a nadie sorprenda que la madriza electoral sea el menor de sus problemas y le vayan sacando trapitos al sol que lo obliguen a poner tierra de por medio.
Digo, con eso que anda muy de moda que entre los morenistas marrulleros, se echan la bolita de cochineros y despilfarros que hasta niegan la cruz de su parroquia.
¿Será que al Aristo ya le andan zumbando las orejas?