Hace unos días, la Dirección local de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en Puebla, reservó la información a detalle por cinco años de las multas al Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado (Soapap) por no sanear el agua.

El candado fue a la solicitud de información con folio 330009422001620.  

Por primera vez lo hizo.  

Anteriormente ya había entregado datos iguales, sin mayor problema.  

Pero de pronto, todo cambió.  

La historia tal vez empezó en el gobierno de Melquiades Morales Flores, cuando Bety llegó a trabajar al Soapap en la administración de Francisco Castillo Montemayor.  

Llegó recomendada como auxiliar de un amigo cercano a Paco Castillo.  

Inmediatamente fue instalada en el área que supervisaba a las plantas de tratamiento, en ese tiempo a cargo de la empresa francesa Degremont.  

Ahí, con el paso del tiempo, se le ocurrió un gran negocio: vender los lodos a campesinos para que fuera utilizado en sus cosechas como una especie de fertilizante.  

Los lodos, que no es más que estiércol humano sacado de las aguas negras, se recogía en camiones y mediante una estrategia, se obligaba a campesinos a comprarlo, ya sea por medio de presidencias municipales o por organizaciones.  

Con ese gran negocio, Bety se ganó la confianza y empezó su camino en el área hídrica.  

Los recursos que se generaban eran para Degremont, pero siempre consentía a los funcionarios.  

Todos contentos.  

Cuando llega el gobierno de Mario Marín, Bety se consolida y ya supervisaba que las plantas operaran como ella decía.  

Para 2011, a la llegada del morenovallismo, arriba el actual director del Soapap, Gustavo Gaytán, llevado por su entonces jefe, Manuel Urquiza, para apropiarse del organismo descentralizado e iniciar los cambios.  

Cuando se registra finalmente la concesión en 2014, Bety se queda un tiempo, sólo por tener conocimiento de la operación de las plantas de tratamiento, luego de que se las quitaron a Degremont.   

Así, la hacen el enlace directo.  

Pero una vez que conocieron la forma de operar, ella, como todos los que trabajaron en el marinismo, se convirtieron en inservibles y le dieron las gracias.  

No sin antes, dejar buenos nexos y amistades, por si el destino los volvía a juntar.  

De ahí, nuestro personaje reaparece hasta 2018 en las campañas de Claudia Rivera, claro, junto a Castillo Montemayor, quien incluso la llevaba a sus conferencias del tema hídrico.  

De este modo, una vez ganada la presidencia municipal, llega a la Dirección de Agua del ayuntamiento, pero como subordinada de gente infiltrada por el Soapap.  

Cabe decir que Claudia Rivera Vivanco conoce a Francisco Castillo a través de Rosa Márquez, quien fue su regidora y que encabezaba la Comisión de Agua Potable.  

Rosa invitaba a Castillo Montemayor como asesor, así como a Joel Gutiérrez y, entre ellos, se colaba Bety.  

Fueron los tiempos en que llega a dicha Dirección, Agustín Arias, por recomendación de Castillo Montemayor, cuando se pelea con Rosa Márquez.  

Finalmente, a Paco Castillo, no le gustan las decisiones, ya que Joel Gutiérrez como asesor externo le hablaba para darle indicaciones, por lo que lo bajan.  

De este modo surge Bety, quien se queda con la dirección desde principios del 2021.  

De ahí hasta el final del trienio de Claudia Rivera, se dice que Castillo Montemayor era el poder tras el trono en los negocios del agua.  

Ya sin chamba, Claudia Rivera, logra colocar a gente de confianza en posiciones estratégicas y a una de ellas, Beatriz Torres Trucios, la recomienda en la Conagua.  

Al lograr la dirección local del organismo federal, obviamente se reencuentra con Gustavo Gaytán y sus antiguos amigos.  

Entonces todo empieza a cambiar.  

Baja la cortina y reserva la información de las multas al Soapap por un lustro.  

También se dice que se condonan multas por doquier.  

Vueltas que da la vida.