La actuación de Gitanillo de América ante la Cámara de Diputados de Colombia me ha hecho reflexionar sobre tres conceptos: La torería, la trayectoria de esta figura colombiana y la importancia que los matadores de toros se involucren en la defensa de la fiesta brava. 

Cuando veo fotos o videos de Gitanillo de América me acuerdo de la definición que la Real Academia de la Lengua tiene de la palabra torería: "Maestría, garbo y valor propios del torero".

Así se le ve en las entrevistas que ha otorgado después de la histórica votación de los diputados colombianos que desecharon la propuesta de prohibición de las corridas de toros. Muestra, también, gallardía, gentileza, gracia y elegancia en fotos en redes sociales, toreando en el campo o acompañando a su familia. Gitanillo de América es torero dentro y fuera del ruedo.

La palabra "torería", muy usada en la jerga taurina, tiene matices. En 1966, con motivo del anuncio de la encerrona de Paco Camino en la plaza de las Ventas en Madrid, Vicente Zabala escribió en el Nuevo Diario: "…aunque duela a Ordóñez o al Cordobés, Camino tiene más recursos y más torería que los dos juntos".

El periodista no se refería a su habilidad artística, popularidad o dominio de los astados, daba testimonio a la forma de sentirse torero y de reflejarlo hacia los demás.

En el Diccionario de Términos taurinos, Luis Nieto Manjón define torería como la "forma especial de comportarse los toreros dentro y fuera de la plaza".

María Mérida intituló un libro "La torería". Ahí explica que el mundo de los toros es secreto, místico, tiene un misterio efímero, pero a la vez permanente en donde se mezcla la tragedia y la gloria. Para ella, la torería es una forma de aproximarse al misterioso y al arcano mundo de los toros.

Define la palabra como "pensar, hablar, sentir, actuar, comportarse y estar siempre en torero".  Antonio Ordoñez coincidía con esta definición, pero agregaba que no era suficiente hacer vida de torero en todo momento, sino que había que dejar constancia de ello en la plaza.

Rafael Comino Delgado analiza estas definiciones y aporta la suya: "elegancia natural, señorío, respeto y distinción; todo ello dentro y fuera de la plaza". Cuando vemos a alguien con torería decimos: "ahí va un torero" o "ese parece torero".

Gitanillo de América, aunque poco conocido en México, tiene torería y la refleja en los distintos aspectos de su vida pública y privada. Es una de las grandes figuras del toreo colombiano.

Después de una exitosa campaña como novillero en España, tomó la alternativa en Bogotá el 6 de octubre de 1985 de manos de Pedro Gutiérrez Moya "El Niño de la Capea" y con Juan Antonio Ruiz "Espartaco", como testigo. Después de ello, toreó más de mil trescientas corridas para convertirse en el torero colombiano que más corridas ha matado en su vida.

Hijo de toreros. Sus padres tenían un espectáculo de toreo cómico. Su maestra se presentaba como La Morena de América y su padre como El Indio Veloz. 

Cuando se hizo novillero adoptó el nombre de Gitanillo de América. Con gran sentido del humor ha explicado que su nombre real, Óver Gelaín Fresneda, no se lo hubiera tomado nadie enserio, ni siquiera el toro.

Quienes lo vieron vestido de luces dicen que no sólo toreaba, brindaba un espectáculo lleno y carisma. La cantante Carmenza Duque lo describe de la siguiente forma: "Un hombre fantástico, generoso, cálido, dulce, colaborador y como figura del toreo fue una de las personas que hizo mucho por la fiesta brava de Colombia, rompiendo barreras, luchando, siendo valiente, teniendo sapiencia y queriendo siempre aprender y queriendo siempre salir adelante. Creo que el nombre de Gitanillo de América es un nombre inolvidable en la tauromaquia e inolvidable para mi como ser humano".

Ante los ataques que recibía la tauromaquia, decidió presentarse como candidato a legislador colombiano en marzo del 2010 con un programa político basado en la defensa de la fiesta brava y la creación de escuelas taurinas. Desde entonces, lucha incansablemente por defender la cultura taurina en la arena política colombiana.

En una entrevista concedida al Diario 16 en el 2019 dijo: "Es un gran reto que tengo con todo lo que me ha dado la vida y también con Dios, al que le agradezco todo lo que me dio en esta existencia. También tengo un compromiso como ciudadano con mi ciudad, que es Bogotá, para defender las necesidades que tiene la urbe, muy necesitada de salud, seguridad y de las grandes libertades que demandamos todos los seres humanos y, por supuesto, los bogotanos".

Una antitaurina lo definió como: "un hombre alegre y de gran entusiasmo, que frecuentemente mantiene una sonrisa plasmada en su rostro. Da la impresión de que en su vida no hay preocupaciones, ni lamentos. Procura mantener la frente en alto y lucha por hacer realidad lo que se propone".

En la plenaria de la Cámara de Representantes de Colombia, tuvo un gran triunfo el pasado primero de noviembre cuando logró, en una cerrada votación de 78 contra 75, que se archivara un proyecto animalista que intentaba prohibir las corridas de toros en todo el país. La torería de Gitanillo de América hizo que prevaleciera el sentido común en los legisladores colombianos.

La victoria no fue una casualidad. Gitanillo de América asistió todos los días al congreso colombiano. Habló uno a uno con todos los diputados. Los llevó a ganaderías. Les explicó cómo vive el toro bravo y porque la defensa de la tauromaquia está asociada con la libertad y la democracia.

En la discusión final, pidió al maestro César Rincón que se sumara a la lucha y lo acompañara al Congreso. Juntos, como cuando fueron novilleros a principios de los años ochenta, desparramaron valor y torería.

Gitanillo de América sabe que la lucha no ha acabado. Ahora está haciendo lobbying político con los senadores colombianos. Y así lo veremos luchando por la fiesta brava, por la libertad y por los valores judeocristianos.

En México, a diferencia de Colombia, no vemos a los matadores de toros defendiendo la fiesta brava. La única excepción es Eloy Cavazos quien con frecuencia graba videos y habla con políticos para explicar la importancia de los toros en México. Los demás están ausente en el debate. 

Ojalá que la torería de Gitanillo de América sea un ejemplo que contagie a los toreros mexicanos.