Es verdad que faltan casi dos años para la elección en donde los poblanos habremos de elegir a nuestro próxima gobernadora o gobernador, sin embargo, la vorágine política ha ocasionado que a estas alturas tengamos muy vistas las cartas con las que jugará Miguel Barbosa su sucesión.   

Para comenzar, el gobernador ha entendido que lo más importante en el proceso electoral de 2023-2024 será la percepción. A diferencia de otras elecciones en donde la popularidad, el potencial de voto, las estructuras, los candidatos o incluso la fuerza de los mandatarios eran lo más importante para ganar, en esta ocasión la percepción que se logre construir de “las corcholatas” será definitiva.  

Barbosa ha movido las piezas de su ajedrez de manera inteligente, con mucha audacia para comenzar a generar justamente esa percepción, que con el tiempo sea irreversible y juegue a favor de cualquiera de los alfiles que son Sergio Salomón y Olivia Salomón.  

A ella la ha puesto a operar y trabajar directamente con las cúpulas, con los empresarios y con los nacionales, espacio que Olivia ha sabido utilizar al grado que es hoy por hoy, la más cercana a la “corcholata lopezobradorista”, Claudia Sheinbaum.  

Enfrente, a Sergio Salomón se le han asignado tareas de tierra, mismas que le han redituado en grandes apoyos de alcaldes que lo mismo son de Morena, que de los partidos de oposición, pero justamente ven en él a un posible candidato. El diputado ha trabajado también con las estructuras, que son al final quienes se encargarán de gran parte de la movilización para sumar votos.  

Así las cosas, Barbosa juega a dos cartas, las dos con Salomón, una de ellas será utilizada en caso de que se decida que para cumplir con la ley, la candidata al gobierno deberá ser mujer y la otra con un aspirante que tiene el oficio político para sucederlo y sería favorecido, si el tema de género no es imperativo.  

Y hablando de la percepción, la imagen y narrativa que desde ya se construye, es que el triunfo de una elección pasa indiscutiblemente por la mano del gobernador y ese es el punto más relevante de este juego de espejos y luces que ha decidido.  

Sin duda, el crecimiento tanto de Olivia como de Sergio es benéfico para ambos suspirantes, en cuanto se tenga definido el tema de género en Morena, podremos esperar que una u otro sume el capital político que desde hace unos meses trabajan para quien resulte ganador.  

Y la audacia de esta construcción de imagen comienza a dar resultados, basta ver que presidentes municipales que no son de Morena coquetean y asisten a eventos como el informe del diputado en Tepeaca o a las reuniones con empresarios, lo mismo en Cholula o la capital, que en el interior del estado.  

Y ahí en el interior del estado será donde justamente esa percepción sea la que defina a los candidatos y a los ganadores de 2024.  

Las cartas están echadas.