Chingo y dos montones de pilas tendrán que ponerse las autoridades del Cereso de San Maicol, luego que los malandros desde el exterior ya no saben ni cómo hacerle pa’ tratar de meter drogas y burlar a Doña Justicia.
Pos resulta que después de los últimos decomisos de sustancias ilícitas que se han hecho en el penal cemitero, a las bandas que operan en el reclusorio ya les está pegando macizo la abstinencia.
Cómo no, si por cada intento que le hacen pa’ meter chingadera y media, se les ha terminado de aparecer el “patas de cabra”, y dejarlos tiesos de las ganas de seguir con sus tropelías.
Pa’ nadie es un secreto que entre los reclusos de San Maicol la que manda es la ley del monte, por eso mismo los malandros se andan quedando sin pasta pa’ ofrecer, y canjear a la mala todos los favores que acostumbran.
Y es que, como es de esperarse, mis valedores, todo se mueve con marmaja constante y sonante, y la única forma que tienen pa’ pasar desapercibidos es moviendo cuanta cochinada entre al Cereso.
Lo malo pa’ su causa, es que cada chivito expiatorio que mandan con la “ganja” es parado en seco, detectado por perros y custodios hasta dejarles caer toda la voladora, sin que se la esperaran.
Así como lo leen, banda, por eso los criminales le andan midiendo el agua a los camotes, pa’ ver de qué lado flaquea la ley y trepar al Cereso todo lo que no pasa por la puerta grande.
Y es que mi chismoso carcelario ya rajó chipotle que estarían venadeando a las pipas de agua y trocas de proveedores, pa’ usarlas como cuacos de Troya y que los custodios no se topen con la merca.
Es más, tanto lican la rutina que ya se las sábanas todo el circo que se monta, desde dónde se revisa, cómo se mete mano, por dónde llegan los oclayos de los guardias, y ya pa’ la salida nomás se aseguran que no se les pele ningún interno.
No por nada, tendrían armada toda la operación pa’ no ser sorprendidos y hacer que fluya el varo y las sustancias, con el mayor de los sigilos, sin que se prendan las alarmas.
Además, ya adentro la red de distribución se mueve con sólo tronar los dedos, y a la menor amenaza se arman los chingadazos pa’ tener tiempo de calmar las aguas.
La Netflix, es urgente que las autoridades se pongan al tiro, anden bien pipas, y no se tiren a la hamaca pa’ dormir el sueño de los justos.
Ahora es cuando deben apretar las tuercas y peinar todo el Cereso de San Maicol, pos una cosa es cierta, mis carnales, se están moviendo muchos hilos y no sea que la madeja termine por romperse.
Ahí se las dejo al costo.