Donde la mata sigue dando y el cochinero policleto no da tregua, es en Izúcar de Matamoros, pos de nuez los orates protegidos de la alcaldesa, Irene Olea, sacaron el cobre y agredieron con toda impunidad a unas mujeres vendedoras.
Pos resulta que los remedos de policletos volvieron a hacer de las suyas, sin que la Irenita ponga orden, y mucho menos, dé un manotazo en la mesa.
Y es que a todas luces le sigue quedando grande el changarro a la presi municipal, y de pasada son los propios chambeadores de Izúcar, quienes terminan por “pagar el pato” de su ineficiencia.
Si tanta es su violencia y gandallismo que los mismos carnales de a pie, más que sentirse seguros, mejor aplican la de “patitas pa’ qué las quiero”, nomás con toparlos de pasadita.
Pos cómo no, banda, si en apenas unas semanas van sendos escándalos los que han exhibido la mentada brutalidad con que operan, con toda la “manga ancha” pa’ darse a notar.
Primero, agredieron a reporteras y activistas, tanto así, que la Irenita terminó por hacer el perro oso de lavarse las manos, y hasta acusar a Melitón Lozano de armarle un complot en su contra.
¡Voy, que me estoy bañando!, y lo peor de todo es que tal parece que no movió ni un rechiflado dedo pa’ calmar el lodazal que la corporación sigue regando.
Pa’ muestra un botón, mis culebras, pos apenas hace unos días echaron montón contra conductores en plena calle Independencia, donde a puros fregadazos repartieron infracciones y, de paso, los mandaron derechito a los separos.
Ahí no termina la cosa, pos la “cereza del pastel” no fue otra que la detención de mujeres comerciantes, que tuvieron la mala suerte de caerle al lugar y hora equivocadas.
Y es que los mentados trogloditas confundieron a las chambeadoras de una tienda de abarrotes con banda rijosa, llegando los azules y barriendo parejo con ellas entre gritos, jaloneos y empujones.
Pa’ rematar, mis valedores, ya remitidas en la Comisaría, las detenidas tuvieron que pagar la respectiva multa pa’ ver la luz del día, como quien dice, el nego le salió redondito a la Irenita y a sus policletos.
Es más, mi chismoso izucarense ya rajó chipotle que el dueño de la tienda acusó a los azules de robarse 15 mil morlacos, entre mercancía y artículos, sin que se hicieran responsables.
La Netflix, banda, ¿con qué chingados pretextos saldrá ahora la Irenita, pa’ tratar de salvar el pellejo y negar que la seguridad pública se le fue de las manos?
¿Qué tendrá que pasar en Izúcar, pa’ que se dé color que su gobierno está superado y, a la de a Wilbur, el enemigo está en casa?
Ahí se las dejo al costo.