La humanidad está definida por cinco pilares: energía, transporte, materiales, alimentos e información. Piénselo con detalle y todos nuestros avances se mueven alrededor de ellos. Cada avance significativo en uno de estos pilares nos ha transformado radicalmente. Piense en la información y como la aparición de imprentas, radios o telecomunicaciones nos hicieron casi una especie distinta. O como descubrimos el acero como material (las varillas pues) y el diseño de nuestras ciudades cambió para siempre.
Así, no debe de sorprenderle que los coches hayan transformado todo lo que nos rodea. Maneras de diseñar ciudades, posibilidades de trabajar en lugares remotos o poder explorar nuestro mundo a través de calles y carreteras.
Existen muchas ideas urbanísticas para desincentivar el uso de vehículos, como construir ciudades de 15 minutos, donde la mayoría de las necesidades y servicios estén a quince minutos caminando. Lo cual es una fantástica idea llena de beneficios para la economía, salud y tejido social; pero hay que entender también la realidad actual de nuestras manchas urbanas. Por un buen rato vamos a tener que desplazarnos medianas distancias, y el transporte público no tiene fecha para que se arregle.
La llegada de autos eléctricos, la muy cacareada electromovilidad, apunta para crear una nueva revolución con autos más eficientes y amigables con el medioambiente. Aunque esta transformación no llegará a todos, así como los autos de combustión interna (los clásicos de gasolina que usted conoce) no llegaron a todos.
Es más, con los números actuales podemos hacer una aproximación que llegarían a 1 de cada 4 mexicanos, puesto que en las calles circulan 36 millones de vehículos privados, en Puebla casi 800 mil. Podrá imaginar que no a todo mundo le alcanza para un coche, y si transita por las calles podrá confirmar que no queremos que todo mundo los tenga. No cabríamos.
Los autos, eléctricos o no, tan solo no están en la ecuación de vida de la gran mayoría de los mexicanos. Con esto regresamos a la visión con la que muy probablemente veremos aterrizar la electromovilidad en Puebla y México: en dos llantas. Motocicletas, escúteres y bicicletas eléctricas.
En las grandes urbes de nuestro país, Puebla conurbada incluida, los vehículos de dos ruedas hacen muchísimo más sentido. Se pueden estacionar mucho más eficientemente que un coche y nos cumple el trabajo: en una ciudad moderna la mayoría de los desplazamientos son de menos de 10 kilómetros.
Intente, por ejemplo, ir en bicicleta de La Paz a Amalucan y terminará o muerto del esfuerzo o con una condición física para el Tour de Francia. A los amantes de la bicicleta les cuesta trabajo comprender que nuestra montañosa geografía es una enorme barrera. Olvidan que se busca un método de transporte, no un ejercicio.
Una bici eléctrica le costará en el rango de 20 a 80 mil pesos. Sin placas. Sin tenencia. Sin gasolina. Y con recargas eléctricas de bajo costo y autonomías para unos buenos 80 kilómetros de movimiento a 25 km por hora el futuro se acerca en dos ruedas de manera silenciosa, práctica y limpia. Benditos sean los nuevos pueblos bicicleteros.