Como bien tronaba mi Tía Lucha, “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, y así merito termina por pasarle a Enrique Guevara, titular de la Unidad de Normatividad Comercial, cuando de presumir a los cuatro vientos se trata.

Y es que así como acostumbra el Huevo Guevara, nomás cuando se trata de hacer como que chambea, no se cansa de inflarse el pecho y cacarear uno que otro acierto hormiga.

Pos resulta que la nueva movida de Normatividad fue propinar un dizque duro golpe al nego de la venta ilegal de chupe, en las calles de Xilotzingo.

Pos la Netflix, habría un friego y dos montones de fiesta pa’ celebrar, si no se tratara nomás de un mentado changarro que, ya encarrilados, la hacía también como picadero de mota.

Es más, banda, ¿o de plano echar las “campanas al vuelo” por sancionar al dueño de un lugar que armaba bailes sonideros irregulares, por la zona de Loma Bella?

Cómo no, si pareciera que de eso se trata la chamba del Huevo: ponerse las pilas y que sus orates pongan en cintura a quienes se andan “pasando de la raya”.

Pero una cosa queda clara: todas estas acciones no son más que paliativos que dejan al descubierto lo que la propia Normatividad ha dejado de hacer: cumplir la ley desde el mismísimo Charlie Hall.

Pos nomás basta con darse un roll por la periferia, juntas auxiliares, colonias y hasta mercados de esta Puebla camotera, pa’ darse color de cómo le hacen de “chivo los tamales”.

O qué, ¿a poco el Huevo y su flota no se han topado con las tienditas que también la hacen de bares y botaneros, en La Libertad, La Resurrección, San Bayú, San Jorge o el mismísimo Centro Histórico?

Si a todas luces la banda ya se la “yunou” dónde y cómo caerles, las palabras claves con los tenderos y hasta pasar desapercibidos con Doña Justicia.

Es más, mis valedores, en las mismísimas unidades habitacionales, con los depas en renta y ambientados como bares clandestinos, a ojos de todos y sin “secretos a voces”.

Tons, qué, ¿hay mucho que presumir en Normatividad y a cuestas del Huevito?

La Netflix no sólo les andan “comiendo el mandado”, si no de paso, hasta quedan en ridículo.

Pos no fueran los vendedores de a pie, en pleno Centro Histórico, que no dejan de sufrir las de Caín al ser venadeados o exigirles un moche pa’ dejarlos chambear tranquilos.

Tons, qué, banda, Guevara Montiel, ¿la bebe o la derrama?

Ahí se las dejo al costo.